Punto de vista Maximiliano
Me coloqué mis guantes de cuero, lleno de furia por lo que acababa de contarme Madison , me fui hacia la bodega, los gemelos obedecieron al pie de la letra.
Manuel, estaba sentado y amarrado con las manos en la espalda, aun no tenía un solo golpe puesto, pues ordené que lo tocaran, quería ser yo quien me diera ese placer.
—Pero que tenemos aquí, mi tío el mafioso—Manuel espetó con ironía, de la misma forma me acerqué y comencé a rodearlo.
—¡Sí!, tú lo has dicho, soy tu tío majadero, y en los buenos tiempos, el respeto por los mayores y la familia era impajaritable, pero veo que eres de las nuevas generaciones, en donde la palabra respeto no está en tu diccionario.
—Me importa muy poco lo que digas mafioso de cuarta.
Lo miré fijamente a los ojos, evitaba hacerlo cuando golpeaba a alguno, pero quería que él viera como mis ojos grises cambiaban de tono frente a su mirada, que sintiera el pánico personificado en mi presencia.
—¿Mafioso de cuarta? —Le asesté un