Punto de Vista Madison
Cuando salí de la mansión de Maximiliano, sentí como el frío de la calle congeló mis huesos y un oscuro sentimiento se apoderó de mí, el hombre en el que yo más confiaba, y claro más amaba, me estaba dando la espalda como si yo fuera una mala mujer.
Pero algo tenía claro en mi pensamiento, y es que si él no era capaz de escucharme y confiar en mi lealtad, no podía seguir a su lado, porque eso eran solamente indicios de deslealtad de su parte.
Y hablando de deslealtad, quien tenía demasiado que explicar, era Susan, así que a regañadientes tome un taxi y me fui hasta su casa, durante todo el camino pensé la forma en la que la tomaría por el cabello y la torturaría hasta hacerla confesar la razón del porque hizo lo que me hizo. ¡Maldita traidora! Se suponía que era mi mejor amiga.
Las manos me temblaban apenas…
Veinte minutos más tarde, estaba parada frente a su puerta.
—¡Por Dios! Madison ¿Qué te pasó? —Megansalió a mi encuentro
—¡¡Maldita descarada!!—Le grité,