Punto de Vista Madison
Tras la confesión desgarradora de Maximiliano, mis labios buscaron los suyos en un gesto cargado de despedida. No podía permitirme mentir diciendo que lo odiaba, sería engañarme a mí misma. Sin embargo, en mi interior, una mezcla de emociones, alimentada por la decepción, se arremolinaba en un torbellino incontrolable. Era una sensación tan compleja que no encontraba palabras para describirla.
Jamás me sentí tan desilusionada de una persona, ni siquiera cuando fui víctima de la traición por parte de Manuel.
Desprendí mi mano de la de mi esposo y me encaminé hacia nuestra habitación principal, el lugar que compartíamos desde el día de nuestra unión. Cada paso era como un peso añadido, un recordatorio doloroso de todo lo que habíamos construido juntos. Observaba la mansión a mi alrededor y en cada rincón, cada espacio, encontraba impresa nuestra historia, nuestra complicidad, nuestro amor. Cada habitación llevaba la marca indeleble de nuestra vida en común. Sent