La determinación de Marina deja a Daniela un poco asustada. Siempre supo que su hija, desde pequeña, decía que quería ser alguien importante en la vida, y que salir de aquel barrio era uno de sus mayores sueños. Sin embargo, ahora que ve la firmeza en sus palabras, la duda la corroe: ¿a qué precio logrará alcanzar ese sueño?
— Sé que estás haciendo esto pensando en nosotros, pero recuerda algo, querida — dice Daniela con un tono suave, pero preocupado. — Ni tu padre ni yo podríamos perdonarnos si supiéramos que estás sacrificando tu felicidad por tu carrera.
— No es solo una carrera, mamá. Es un sueño — rebate con voz firme, pero cargada de emoción. — Quiero vivir en una casa cómoda, en un barrio seguro. Quiero verlos a ustedes, mis padres, viviendo días tranquilos, sin preocupaciones, disfrutando del presente. Crecí viendo cómo trabajaban sin descanso, renunciando a momentos de ocio conmigo, solo para que no nos faltara nada en casa. No soporto la idea de que terminen la vida así.
Au