Su corazón parece detenerse por un segundo mientras las líneas finalmente aparecen. Parpadea varias veces, asegurándose de que no está viendo mal. Un nudo se forma en su garganta y sus manos se aferran al mármol frío del lavabo.
—¿Es… positivo? —susurra, con la voz casi inaudible, dominada por una mezcla de asombro y emoción.
Allí, frente a ella, las dos líneas nítidas indican lo que tanto había deseado ver durante tanto tiempo. Sus labios se entreabren en una sonrisa vacilante, y una lágrima solitaria recorre su rostro.
Un torbellino de pensamientos invade su mente, desde la alegría incontenible hasta la incertidumbre sobre cómo compartir la noticia con Víctor. Sin embargo, por un instante, se permite simplemente sentir.
Lleva la mano a su vientre, como si intentara conectarse con esa nueva realidad, y susurra con la voz entrecortada:
—Voy a ser mamá…
Temiendo que todo no fuera más que una ilusión, abre rápidamente la segunda caja, con las manos aún temblorosas. Repite cada paso con