Mientras programa una transacción millonaria a su cuenta en el extranjero, Xavier hace un movimiento repetitivo de abrir y cerrar las manos, un intento involuntario de aliviar la tensión que recorría su cuerpo. La sala a su alrededor está sumida en un silencio inquietante, interrumpido solo por el sonido rítmico de las teclas del ordenador. Sabía que aquel era el momento de actuar, la oportunidad perfecta que había esperado para deshacerse de Joana y de toda la farsa que se había convertido su vida.
Desde la última conversación con su esposa, percibió que Joana estaba más vulnerable que nunca. Sus emociones, antes contenidas y estratégicamente calculadas, estaban ahora a flor de piel. Eso le hizo ver una brecha, un camino para salir de ese matrimonio asfixiante, pero no sin asegurarse de que saldría por encima.
Revisa los números en la pantalla, confirmando cada detalle de la transacción. Cien millones de dólares serían transferidos a una cuenta extranjera, estratégicamente ubicada en