Al terminar la jornada, Marina sale de la empresa con la mente aún flotando, perdida en los pensamientos sobre todo lo que está ocurriendo entre ella y Víctor. Al entrar en el ascensor, encara su reflejo en el espejo y se pregunta, con cierta duda, si todo aquello es realmente real o solo obra de su imaginación desbordada. Al recordar a Víctor defendiéndola con tanta determinación frente a toda la familia, una sensación inédita le crece en el pecho, mezcla de admiración y un leve temor. Los encuentros con Joana y Xavier estuvieron lejos de ser agradables, y sabe que ganarse su apoyo será prácticamente imposible.
— ¿Será que Víctor desafiará de verdad a sus padres por mí? — murmura para sí misma.
Al llegar al vestíbulo, nota que algunos compañeros la miran con curiosidad y cuchicheos discretos, como si presenciaran un escándalo. Incómoda, intenta desviar la mirada, pero pronto escucha una voz familiar y venenosa.
— Vaya, vaya… — La voz de Katrina resuena con intensidad cargada.
Marina