Karen salió de su casa corriendo y tomó un taxi para llegar a la empresa Investment Tower of Power, donde todo estaba patas para arriba debido a la furia del hombre que es su jefe. Llegó corriendo al edificio y siguió de largo para llegar al ascensor, pero tenía tan buena suerte que el ascensor no aceptó a una persona más y a ella le tocó subir varios pisos a toda carrera.
Sudorosa y más cansada que de costumbre, llegó hasta su lugar de trabajo. Antes de hablar con el bonachón de Elmer, se arregló el cabello que lo llevaba como si fuera un sol radiante y su vestimenta la acomodó. Entre jadeos por la carrera se aproximó al hombre que en silencio la observa.
— ¡Buenos días, don Elmer! — dijo la joven.
—Buenos días, niña— dijo el hombre con el ceño fruncido—. El jefe te quiere en su oficina. Y ten cuidado que comió alacrán con culebra cascabel. Ya a despido a dos trabajadoras despedidas y ha pedido más memorándum...
Karen tragó con fuerza al oír aquellas palabras, sintió su corazón desf