La mañana comienza con un aire inusual de tranquilidad en Stormwood. Lía está en la cocina, preparando el desayuno mientras su hijo duerme en la habitación contigua. La calma, sin embargo, se siente frágil, como si el bosque que rodea la manada estuviera conteniendo el aliento. Einar entra a la casa, con la camisa desabotonada y el cabello despeinado después de una patrulla nocturna. Sus ojos oscuros reflejan el peso de las últimas semanas.
—¿Descubriste algo? —pregunta Lía mientras coloca una taza de café frente a él.
Einar niega con la cabeza y se sienta pesadamente en una de las sillas de la mesa.
—Nada concreto. Ragnar se está moviendo con cuidado. Quiere que bajemos la guardia antes de atacar.
Antes de que Lía pueda responder, un golpe fuerte en la puerta principal interrumpe la conversación. Einar se pone de pie de inmediato, sus sentidos en alerta. Lía lo sigue, su corazón acelerándose mientras se acerca al umbral.
Cuando Einar abre la puerta, ambos quedan sorprendidos al