La noche cae sobre la manada, y el aire es denso con la tensión de los últimos días. Einar se encuentra en su despacho, frente a una mesa llena de papeles y mapas. Los problemas de la manada deberían ocupar toda su atención: disputas territoriales, alianzas inestables y decisiones que podrían marcar el futuro de todos. Pero, por más que lo intente, su mente sigue volviendo a Lía.
Apoya los codos en la mesa y frota sus sienes, sintiendo un dolor punzante en su cabeza.
— ¿Qué me pasa? —susurra para sí mismo, su tono cargado de frustración.
Cierra los ojos e inmediatamente aparece la imagen de Lía. Su cabello oscuro cayendo en suaves ondas, su mirada que mezcla dulzura y determinación. Esa mirada que parecía atravesar las capas de arrogancia y control que ha construido durante años.
Einar se levanta abruptamente, alejándose de la mesa. Camina hacia la ventana y observa la oscuridad del bosque que rodea su territorio. Por primera vez en mucho tie