Naomi.
Quedé paralizada al ver cómo ese pelaje blanco pasó por mi lado en dirección a Axel. Él se estaba sobando el culo y la espalda, el golpe fue duro.
—¡¿Q-qué demonios, jefe?! —exclamó, entre tartamudeos—. ¡No pretendía hacerle daño! ¡Ni siquiera sabía que era tu luna!
Sacudió ambas manos, desesperado por calmar la situación. Silas no le hizo caso, soltó un gruñido brusco que provocó una expresión de miedo en el pelinegro.
Se lanzó sobre él.
Axel gritó como una niña, cagado y con lágrimas en los ojos.
Gracias a eso, Silas se detuvo al ver que su rival no se defendía, y poco a poco volvió a su forma normal. Al estar de espalda, pude detallar la raya entre sus nalgas…
Peluda, extremadamente peluda.
Sacudí la cabeza.
—¿Qué pretendes? —cuestionó, con una mano en la cintura—. Por lo menos defiéndete.
—¡Ya le dije que no planeaba nada malo! —chilló, aún asustado y con la boca arrugada—. Creí que ella al ser una humana, estaría en peligro…
Silas lo detalló de pies a cabeza. Tuv