Mundo ficciónIniciar sesiónCuando Usha Gonz, la humilde hija de una mucama, entra a trabajar como secretaria en el bufete de abogados más prestigioso de la ciudad, sabe que está pisando terreno peligroso. Pero nada la prepara para reencontrarse con Alan Elgoft, el heredero del bufete y el hombre al que, cinco años atrás, le dio una poción de amor en un arrebato de desesperación. Lo que Usha no sabe es que la poción era innecesaria: Alan ha estado enamorado de ella desde siempre. Ahora, con la culpa asfixiándola y una suegra dispuesta a todo para separar a su hijo de quien considera una mujer inadecuada, Usha debe enfrentarse a sus propios demonios. Sin embargo, el destino tiene más sorpresas reservadas: un viaje de negocios revela la identidad de su verdadero padre, un millonario que la abandonó siendo niña, y una hermana que no sabía que existía. En un mundo donde el amor, la traición y los secretos familiares se entrelazan, Usha tendrá que decidir si puede perdonarse a sí misma y si está dispuesta a luchar por un amor que desafía todas las expectativas.
Leer másCada paso que daba hacia la entrada me recordaba aquellos veranos en los que ellos se iban de viaje a Estados Unidos. Recuerdo cómo los veía marcharse, las maletas lujosas apiladas en la parte trasera de sus autos. Yo, una niña curiosa, me quedaba en la cocina con mi madre, observando desde las sombras, sintiendo una mezcla de fascinación —porque podía salir de mi escondite y volver a jugar con Alan— y, al mismo tiempo, una profunda sensación de inferioridad... ¿Por qué debía estar en la cocina o en mi habitación? Sabía que, por mucho que me esforzara, nunca podría formar parte de ese mundo, aunque a mi madre y a mí no nos faltara nada.Y ahora estaba a punto de enfrentar a esas mismas personas que, sin proponérselo, me hacían sentir tan pequeña. El nerviosismo crecía en mi pecho, pero intenté ocultarlo tras una sonrisa forzada. Alan me había dicho que todo estaría bien, pero no podía evitar sentir que estaba a punto de ser juzgada, como si esta casa, tan elegante y deslumbrante, pudie
Camino a la puerta y la abro, encontrándome a Alan más guapo que nunca, me sorprende el hecho de que parezca aún más guapo de lo normal. Aunque intentaba negarlo, Alan lograba acelerar mi corazón, a pesar de todos los años en los que estuvimos alejados.—Usha, ¡guau! De verdad que te ves hermosa.—Gracias tú también, bueno, guapo —suelto una risita nerviosa—. ¿Estás seguro que debería ir a la cena? Es una reunión de tu familia.—¿De qué hablas? Tú eres prácticamente de la familia, crecimos juntos… además de eso, planeo hacerte de la familia oficialmente cuando aceptes ser mía.Me sonrojo.Ser de Alan… y él ser mío.Siento como mis mejillas arden, sentía esa extraña sensación de tirarme a los brazos de Alan, olvidarnos de la estúpida reunión y de todos nuestros problemas y ser suya de una vez por todas.—Si tú lo dices… —Me muerdo los labios intentando frenar la sonrisa que lucha por salir por mis labios, estaba fallando en eso de mostrarme indiferente ante sus palabras.—Ya lo verás… —
Me limito a suspirar, me dirijo a mi maleta, escojo una blusa, jean y ropa interior para dirigirme al baño, necesitaba relajarme bajo el agua caliente. Cierro los ojos y me concentro en mi respiración, en intentar que mi cuerpo dejase de sentir esa sensación de entumecimiento, dejando ir mi ansiedad y mi estrés.Cuando salgo del baño ya vestida, Alan sigue allí, la mesa está servida por lo que supongo fueron los del hotel, me obligo a sentarme y comer de la ensalada de salmón, tostadas con mermelada y café que había pedido Alan.—Hoy es nuestro día de descanso, intenta descansar y salir del hotel, despeja tu mente, mañana tenemos que ir a casa de mis abuelos, ¿recuerdas?—Claro —Alzo las cejas—. Soy tu secretaria, ¿recuerdas? Gracias a mí tu vida tiene un orden, Mr. Desordenado.—¡Oye! Ya no soy el mismo de antes.—No me parece, a decir verdad.—Pero en algo tienes razón, gracias a ti mi vida tiene un orden y volvió a tener sentido.Sus palabras me sorprenden hasta logra que me sonroje
Tengo que admitir que lo mejor del lugar sin duda es el Gin-tonic, sé que después del plato que sirvieron al regresar al hotel me tocaría pedir una hamburguesa para poder llenarme completamente.—¿Cómo te sientes? —pregunta Alan limpiándose las comisuras de los labios con una servilleta de tela.—Muy bien, señor. La señorita Meier es muy bonita —Le doy un largo sorbo a mi bebida.—Sí, pero no como tú, ese vestido me encanta, te sienta muy bien.—Gracias, señor.—¡Alan! Cuanto tiempo sin verte —Un hombre alto, algo canoso. Tiene un semblante maduro, con rasgos bien definidos y una barba perfectamente recortada que añade un toque de distinción a su rostro. Su cabello, corto y peinado hacia un lado, es de color gris plateado, lo que le da un aire de experiencia y sabiduría.Lleva puesto un traje de color azul marino que se ajusta perfectamente a su figura, destacando por su corte impecable. La chaqueta del traje tiene un bolsillo en el pecho con un pañuelo blanco cuidadosamente doblado, a
Sigo la lista que había hecho en mi celular sobre lo que iba a llevar, la repaso una y otra vez como si se tratase de un examen, el tema del peso de la maleta siempre era un tema que odiaba.—Espero que esto no supere los 23 kg de la maleta —digo para mí misma, hasta que me siento satisfecha con el resultado.Minutos después finalmente estamos de camino al aeropuerto junto a Alan.—El itinerario para este viaje, señor Elgoft es: Asistir a la reunión, asistir a la gala de bienvenida de la empresa que convoco la reunión, sus padres, lo convocan a la casa de sus abuelos, piden por favor que saque tiempo para ellos.—Sí, está bien, organiza eso en mi agenda, si no choca con algo importante.—Si señor.Organizo su horario en la tableta de la empresa, continúo haciendo algunos arreglos para la semana en la que regresábamos a la empresa y las cosas que podíamos trabajar a distancia. La llegada al aeropuerto me deja con la boca abierta, era la primera vez que no entraba por la típica entrada d
—No sabes lo que siento por ti, Usha, lo que me haces sentir en todos los sentidos —Me sonrojo—. Te deseo como no tienes ni idea, desde que llegue te imagino allí —Señala su escritorio con su barbilla—, postrada sobre mi escritorio, con tus bragas en tu boca para que el bufete no escuchase tus gemidos que son solo míos.Lo miro atónita.—No quiero ser tu jefe simplemente, o aquel chico que hizo parte de tu infancia, quiero que estemos juntos, que me conozcas y yo haga lo mismo contigo, no puedo actuar con indiferencia, me podría volver loco.—No lo entiendo…, ¿por qué ahora?—Por qué nunca es tarde para decirte lo mucho que me encantas.Frunzo los labios sin saber qué decir, tal pareciera que por un momento olvide como era que formaba las palabras en mi boca, todo estaba siendo algo extraño.—Todavía no puedo darte una respuesta, lo siento…—Está bien —Alan alza sus manos en señal de rendición—. Pero al menos podrías decirme si tengo una oportunidad.—No lo sé, de hecho, estoy sorprend





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