Camino a la puerta y la abro, encontrándome a Alan más guapo que nunca, me sorprende el hecho de que parezca aún más guapo de lo normal. Aunque intentaba negarlo, Alan lograba acelerar mi corazón, a pesar de todos los años en los que estuvimos alejados.
—Usha, ¡guau! De verdad que te ves hermosa.
—Gracias tú también, bueno, guapo —suelto una risita nerviosa—. ¿Estás seguro que debería ir a la cena? Es una reunión de tu familia.
—¿De qué hablas? Tú eres prácticamente de la familia, crecimos juntos… además de eso, planeo hacerte de la familia oficialmente cuando aceptes ser mía.
Me sonrojo.
Ser de Alan… y él ser mío.
Siento como mis mejillas arden, sentía esa extraña sensación de tirarme a los brazos de Alan, olvidarnos de la estúpida reunión y de todos nuestros problemas y ser suya de una vez por todas.
—Si tú lo dices… —Me muerdo los labios intentando frenar la sonrisa que lucha por salir por mis labios, estaba fallando en eso de mostrarme indiferente ante sus palabras.
—Ya lo verás… —