Me limito a suspirar, me dirijo a mi maleta, escojo una blusa, jean y ropa interior para dirigirme al baño, necesitaba relajarme bajo el agua caliente. Cierro los ojos y me concentro en mi respiración, en intentar que mi cuerpo dejase de sentir esa sensación de entumecimiento, dejando ir mi ansiedad y mi estrés.
Cuando salgo del baño ya vestida, Alan sigue allí, la mesa está servida por lo que supongo fueron los del hotel, me obligo a sentarme y comer de la ensalada de salmón, tostadas con mermelada y café que había pedido Alan.
—Hoy es nuestro día de descanso, intenta descansar y salir del hotel, despeja tu mente, mañana tenemos que ir a casa de mis abuelos, ¿recuerdas?
—Claro —Alzo las cejas—. Soy tu secretaria, ¿recuerdas? Gracias a mí tu vida tiene un orden, Mr. Desordenado.
—¡Oye! Ya no soy el mismo de antes.
—No me parece, a decir verdad.
—Pero en algo tienes razón, gracias a ti mi vida tiene un orden y volvió a tener sentido.
Sus palabras me sorprenden hasta logra que me sonroje