Unos minutos antes del estallido...
Enfilé mis pasos por los pasillos de la iglesia hasta llegar a la entrada del altar, ahí me esperaban los guardaespaldas de Franchesco.
Al mirarme, abrieron las grandes puertas y como si fueran perritos condicionados todos se levantaron y dieron la vuelta, para ver la entrada de la novia.
Ante mí se encontraba la crema innata de la camorra de Ventimiglia, cuál de todos eb sus mejores vestimentas colmaban la iglesia hasta el fondo, una risita salió de mí y comencé a caminar. Todos se quedaron de una pieza al ver el hermoso vestido de novia que llevaba, era la novia y la hija del Don, podía hacerlo, tenía todo el derecho a vestirme como se me diera la real puta gana, ellos no sabían el poder que me habían dado al traerme aqui.
Con paso firme y la sonrisa más cínica del mundo, seguí mi caminata, saludando a cads uno de los que conocía, si parecía miss universo moviendo mi mano, hacia todos lados, qué sensación tan placentera fue ver la cara que puso