Capítulo 65

Me quedé perpleja mirándolo, como si no hubiese escuchado, sé que no se refería a irnos de la casa en ese momento, sino que se refería a la idea planteada durante la noche.

— Eduardo — musité su nombre cabizbaja, siempre lo hacía cuando no quería algo, él lo entendía bien, me conocía perfectamente.

— Mary, escúchame — pidió mientras sus manos levantaban mi mentón

— Quieres que nos vayamos al lugar que nos traerá más desgracias y más recuerdos y más dolores, busquemos la felicidad, Eduardo no más de lo mismo — insistí, pues lo que menos quería era regresar a España y encontrarme con una verdad cruel, pues ya de la empresa no sabía nada y eso me tenía en zozobra

— No, todo será distinto, te lo prometo, por favor, amor mío, solo necesito volver a pisar la tierra que me vio crecer, la tierra que conoció nuestros pasos, el inicio de nuestro amor — suplicó él, mientras con sus manos sostenía mi cara, la acariciaba con ternura y sus ojos me miraban con sinceridad, mientras yo solo era capaz de pensar en lo mucho que había conseguido durante mi estancia en California y lo poco que tenía en España, ese lugar que solo me hacía recordar la crueldad de mi padre, mi sufrimiento y el de mi madre.

—Es solo que mis estudios — confesé

— Oh, sí, no me has dicho cómo aprendiste a hablar tan bien el inglés — repuso él que en realidad ahora sabía tan poco de mí.

— Me metí a una academia y aprendí, y quería ahora estudiar administración de empresas, para así poder llevar a un mejor funcionamiento la empresa y no dejarla en manos de nadie — conté mientras nos sentábamos frente al hermoso jardín que había en su casa, cerca del cuarto en donde hablé con Fabiana la primera vez

— Mi vida, eso podrías conseguirlo aquí y en cualquier lugar

— En cualquier lugar menos en Godella — lo interrumpí quitando mi mano de la suya

— No, en Godella no, pero sí en España — afirmó él a lo inmediato

— Tú quieres regresar a ese pueblo, y yo por lo único que debo volver, que al final es tuyo, ni siquiera es seguro que aun exista — señalé haciendo referencia a que la empresa pertenecía a su padre legalmente, y a la idea de que Magaly y Luis me estuvieran traicionando que no se salía de mi cabeza

— ¿Por qué hablas tan negativo respecto a eso? — preguntó aturdido mientras volvía a sujetar mi mano

— Porque Lucrecia dice que Luis, la persona que quedó encargada de la empresa está muy cercano con la que fue amante de mi padre, y hace ya seis meses que no responde ni una sola carta — conté absorta mirando las flores

— ¿Qué? ¿Encontraste a la amante de tu papá finalmente? — preguntó asombrado porque él sabía muy bien que eso era algo que me había quitado la paz desde que éramos novios

— Sí, incluso fue ella quien me dijo que estabas en California y me contó parte de lo que — me detuve antes de pronunciar esa palabra — parte de lo que ese hombre había hecho para separarnos — dije finalmente

— No tienes por qué recordar eso, lo importante es que ya estás a mi lado como debe ser, pero ¿Quién es?

— Magaly ¿La recuerdas? — pregunté mirándolo, sus ojos verdes me aplacaban todo dolor

—Sí, sí, claro, estuvo tan cerca de ti siempre — musitó recordando

— Sí, pero ahora está tan cerca de Luis, la única persona que creí sincera, y lo más seguro

— Lo más seguro es que te estén robando — completó la frase — y por eso con mayor razón deberíamos regresar — agregó para convencerme, me quedé en silencio un momento a la espera de encontrar una respuesta asertiva, de cierto modo algo en mi corazón me hacía entender que esa era la realidad y que debía enfrentarla

— Sí, nos iremos — contesté cuando sus dedos se entrelazaban con los míos y su barbilla reposaba en mi hombro

 — Irnos hoy mismo – afirmó con ímpetu. Su respuesta me dejó en estámbay, era un nuevo riesgo a tomar, una nueva aventura que me atemorizaba. Suspiré para calmar la ansiedad que esa idea tan repentina me provocaba 

— No comprendo cómo es posible que digas eso, cómo vas a dejar todo lo que has hecho aquí, de la noche a la mañana, irnos, sin pensar las cosas, no lo veo como una buena opción — repuse en completo estado de shock

— Lo que tengo aquí, Mary, no es nada comparado con la paz que siento, además la mayoría de cosas que tú crees que tengo, no son mías, son de Páter, las empresas son de él, es solo que como ya dije, él no ha querido hacerse cargo de ellas, el lugar de la fiesta es de él también, pero él me dejó a mí a cargo de la arquitectura y yo decidí el diseño que tiene, lo único que está a mi nombre en su totalidad es esta mansión, que la hice con la esperanza de que aquí viviéramos, pero en verdad ya no quiero este lugar, quiero que nos vayamos lejos, que empecemos de cero, sé bien que aunque el dinero es importante en la vida del ser humano, en ocasiones suele ser un peligro, una destrucción como me destruyó a mí, y ya no quiero más esta vida de millonario tan vacía, quizá lo mejor sea que construyamos un imperio juntos, que tú estudies, y que obtengamos todo por nuestro propio mérito, y entonces será nuestro, solo nuestro.

Suspiré de nuevo, y me levanté para caminar y que el viento me golpeara la cara, me limpiara y me ayudara a tomar una decisión acertada, a pensar qué era lo mejor, pero tenía demasiado miedo, eso de empezar de cero me aterraba, porque ya me había lanzado al abismo bajo esa frase, y las consecuencias no siempre son buenas.

— Acepto que nos vayamos, pero no hoy, es demasiado pronto — definí con seguridad, mientras las manos de Eduardo rodeaban mi cintura y su beso acariciaba mi cuello. Lo escuché suspirar, sé que no estaba de acuerdo que quería marcharse, pero yo no era capaz de tomar esa decisión tan rápido.

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