LUCAS MENDOZA
Han pasado dos meses y Daniela no ha mejorado del todo. Se ha vuelto una mujer retraída, fría… Cada vez que estamos juntos siento que su mente está en otro lugar. Volvió al trabajo, sí, pero no habla con nadie. Camila ha sido comprensiva y se le acerca de vez en cuando, pero Daniela siempre encuentra la forma de mantenerse distante.
—¿Cómo van las cosas? —pregunta Gabriel mientras revisa unos documentos.
—De mal en peor —respondo, soltando con frustración los papeles sobre el escritorio—. No sé qué hacer, Gabriel.
—¿Por qué no intentan ir a terapia? -¿Terapia? No lo había considerado, ¿cómo voy a proponerle eso a Daniela? —Tal vez les ayude —agrega—. Y así ella logra salir de ese estado en el que está atrapada.
—Buscaré a la mejor terapeuta.
—Conozco una muy buena, te paso el número.
—Gracias, amigo.
Salgo de mi oficina y me doy cuenta de que la oficina de Daniela está vacía. Camila se está preparando para salir, así que me acerco a ella.
—Camila, ¿viste a Daniela?
—Se f