DANIELA MOLINA
Esto tenía que ser una maldita broma. Peleó conmigo, hirió mis sentimientos y hoy aparece en las noticias con Gabriel en ropa interior, ambos tirados en una calle, aparentemente en estado de embriaguez.
—Dani, trata de respirar, primero habla con él antes de estallar.
—¡ES UN IRRESPONSABLE! —grito, pasándome la mano por la frente—. Es un maldito empresario, tiene un imperio y su imagen es importante en los negocios. ¿Qué van a pensar las personas con las que negocia?
—Amiga, son cosas que pueden pasar.
—¿Has quedado tirada de esa forma? —Ella se queda pensativa.
—No, pero aún no sabemos qué ocurrió.
—¡No importa!
—Dani, estás alterada y así no piensas bien. ¿Por qué mejor no vas a la casa y hablas con él?
—Está en la maldita comisaría.
—Quizás ya salió. Sabes que pueden pagar una fianza y salir.
Suelto el aire retenido.
—Iré.
—¿Quieres que vaya contigo?
—Sí, porque soy capaz de matarlo.
Nos subimos al auto de Claudia y manejamos hasta la casa. Sin embargo, me llevo la s