El taller de Avy estaba lleno de pequeños destellos de luz. Los cristales y metales reflejaban la cálida iluminación mientras ella ajustaba una pulsera delicada en su mesa de trabajo. A pesar de estar en el tercer trimestre de su embarazo, se movía con una gracia envidiable, aunque sus pies comenzaban a quejarse al final de cada jornada.
Dan, su mejor amigo y socio en la empresa, entró al taller cargando varias telas. Llevaba su característica energía vibrante y su eterno deseo de llevar las cosas un paso más allá.-¡Avy! Mira estas telas, son perfectas para el evento -dijo, colocando las muestras sobre una mesa cercana.Ella levantó la mirada y sonrió, dejando a un lado la herramienta que sostenía.-Son preciosas, Dan. Pero, ¿cuándo vamos a dormir? Entre tus diseños de vestuario y mis joyas, este evento nos está consumiendo.Dan se dejó caer en una silla, dejando escapar un suspiro exagerado.-Dormir es para los débiles, querida