El coche avanzaba lentamente por las tranquilas calles del vecindario mientras Avy y Marcus permanecían en silencio. La salida del hospital había sido un alivio, pero también traía consigo un cúmulo de emociones difíciles de digerir. Avy miraba por la ventana, sintiendo cómo una ligera brisa acariciaba su rostro a través del cristal entreabierto. Aunque intentaba calmar su mente, los latidos acelerados de su corazón parecían recordarle que algo grande estaba por suceder.
-¿Estás bien? -preguntó Marcus, rompiendo el silencio mientras giraba hacia la última esquina antes de llegar a casa.Avy lo miró de reojo y asintió con una leve sonrisa.-Creo que sí... aunque no sé cómo voy a manejar todo esto. Es... demasiado.Marcus alargó una mano y la colocó sobre la de ella, que descansaba nerviosa sobre su regazo.-No tienes que manejarlo sola. Estoy aquí contigo, siempre. Y ellos también lo estarán.El coche finalmente se detuvo frente a