Claribel enfrenta a Avy
Los días pasaron, y aunque todo en casa parecía haber regresado a una calma aparente, Claribel se había quedado y cancelado unos contratos. Sabía que todo esto era solo una ilusión pasajera.
Marcus seguía siendo el padre dedicado de su hijo, pero cada vez que salía o recibía una llamada, ella no podía evitar pensar en Avy. Esa mujer era un obstáculo, una amenaza para todo lo que Claribel había construido, y no estaba dispuesta a permitir que se lo arrebatara.
Una tarde, después de asegurarse de que Marcus estaba fuera de casa y que su hijo estaba con una niñera, Claribel se dirigió a la pequeña cafetería donde sabía que Avy solía visitar frecuentemente.
No fue difícil encontrarla: sentada junto a la ventana, con una taza de café entre las manos, parecía perdida en sus pensamientos. Claribel tomó aire, ajustó su bolso al hombro y entró con pasos firmes.
Avy levantó la vista al escuchar el tintineo de la campanilla de la puerta, y su rostro se endureció al ver