Capítulo 72
Nara había decidido no pensar más en aquel mensaje anónimo. Era absurdo. La persona que lo envió buscaba perturbarla, sembrar dudas y fracturar la confianza que había comenzado a construir con Marco. Desconfiar de él sería darle la victoria a quien intentaba dañarla. Lo más probable era que proviniera de Carlos o de Isabella; ambos tenían razones de sobra para querer herirla. Pensar en cualquiera de ellos le daba asco, así que lo arrinconó en un rincón de su mente.
Pero aunque intentaba ignorar esa amenaza, otra preocupación más concreta la carcomía desde hacía unos días. Había comenzado a notar que algunas de sus cosas desaparecían. Al principio se dijo que quizá era descuido suyo, que tal vez estaba dejando las cosas fuera de su lugar. Pero empezó a vigilar con más atención y pronto lo confirmó: no era un simple olvido. Alguien las estaba tomando. para Nara estaba completamente claro que alguien intentaba molestarla, si eran pequeñas cosas, su taza, su cuaderno de nota