Capítulo 131
Nara miraba a Marco con una desesperación cruda, su corazón golpeando como un tambor frenético contra sus costillas. El cuerpo de él, antes inmaculado, estaba ahora empapado en sangre, una mezcla oscura que brotaba de una herida en la cabeza y salpicaba su piel mientras golpeaba a los hombres de su hermana. La furia y la necesidad de proteger a su familia habían transformado a Marco. A pesar de que lo estaban atacando con bates y tubos, él se movía con una ferocidad desmedida, haciendo que cayeran uno tras otro, sin mostrar ninguna piedad ni contención. Era una danza brutal de supervivencia.
En medio del caos, Marco, jadeando por el esfuerzo y el dolor, se arrancó la camisa de vestir. La tela, ya rasgada y manchada, se desprendió dejando su torso, marcado por el ejercicio y ahora también por los golpes, completamente al descubierto. Rápido y eficiente, envolvió sus puños con los pedazos rotos de tela, improvisando una especie de protección y agarre. Quería sentirse más có