Capítulo 130
Nara comprobó por milésima vez que Andrea estaba bien. La pequeña, recién operada, se recuperaba lentamente, pero el estado de ánimo de Nara pendía de un hilo frágil. La reciente intervención quirúrgica de su hija y, ahora, la desaparición de Aaron, se habían conjugado para crear un cóctel de miedo y agotamiento emocional que la estaba desbordando. En los últimos días, sus hijos habían estado en peligro demasiadas veces; una frecuencia que superaba con creces el límite de su resistencia nerviosa. Sentía que, si esta espiral de amenazas continuaba, su estabilidad emocional colapsaría por completo.
—¿Qué te dijo Marco? —inquirió Lina, con una voz apenas audible, reflejando una ansiedad que era tan palpable como la propia de Nara. Sus ojos, fijos en ella, buscaban desesperadamente una palabra de consuelo o una estrategia definida.
—Dice que está con él, pero sonaba demasiado alterado —respondió Nara, el tono plano, intentando infructuosamente contener el temblor que le reco