Capítulo 37
El día del chequeo de Andrea, Nara lo pasaba bastante mal. Ver cómo pinchaban a su hija y le hacían diferentes exámenes siempre la lastimaba, posiblemente más que a Andrea, que soportaba todo en silencio.
Nara escuchó la explicación del doctor, que le dijo que de momento nada había cambiado, que necesitaba seguir con las revisiones y buscar un donante lo antes posible, pero que además de eso no había que agregar ninguna nueva preocupación. Todos los órganos de la niña seguían funcionando como debían y su estado de salud era bastante bueno.
Al salir del hospital, Nara le sonrió a Andrea y la tomó en brazos. Sin decirle nada, caminó hacia la heladería que había en la esquina y la sentó en una de las mesas. Desde que le diagnosticaron leucemia, había tenido que limitarle todos los dulces a su hija, pero el día del chequeo siempre la dejaba comer helado.
—Amo mi premio —le dice la niña cuando Nara pone el helado frente a ella.
—Lo mereces, eres una niña muy fuerte —la niña no