Capítulo 20
Después de separarse de Nara en el departamento, Marco se había preparado y había ido a la casa de su padre. Ese día era su cumpleaños y, aunque deseaba evitarlo como otros años enviando solo un regalo, esta vez no podía. Su abuelo le había pedido personalmente que asistiera, recordándole que, a pesar de todo, Anghelo seguía siendo su padre. Estaba claro que la invitación de su hermana no había sido desinteresada: querían mostrarle a todos que contaban con el apoyo de Marco. Y él tenía que jugar ese juego, al menos por un rato.
Al llegar a la ostentosa mansión donde vivía la familia de su padre, Marco se detuvo un momento en la puerta, intentando relajarse antes de entrar. Nunca había sentido ese lugar como su casa, y ahora mucho menos. Apenas puso un pie dentro, sintió todas las miradas sobre él. Su padre, tan vanidoso como siempre, se acercó en cuanto lo vio y lo abrazó. Su madrastra también apareció enseguida.
—Querido —dijo la mujer, colocándose junto a su esposo—, hac