Capítulo 101
Marco no dejaba de mirar a Andrea. Era como si sus ojos no pudieran apartarse de ella ni un segundo. Mientras más la observaba, más tonto se sentía por no haberse percatado antes de lo obvio: el parecido entre ambos era innegable. Ahora que lo sabía, que la verdad estaba frente a sus ojos, le resultaba imposible entender cómo había podido ignorar esos detalles que gritaban su paternidad desde el inicio.
No quería separarse de ella en ningún momento. Por eso, esa mañana, la llevó con él a la empresa. Fue también una excusa silenciosa para que Nara retomara su trabajo, para obligarla a volver a la rutina, aunque su verdadera motivación era más simple: no podía soportar estar lejos de Andrea.
Dario lo observaba desde el marco de la puerta. Veía a su amigo, el invencible Marco, ese hombre al que siempre había considerado duro, intocable, inamovible, totalmente rendido frente a la niña. La escena lo sorprendía y, al mismo tiempo, le sacaba una sonrisa irónica.
—Nunca pensé qu