La vida de Atenea Dankworth no será igual luego de que sus padres mueran en un trágico accidente y ella sea obligada a firmar un contrato en el que accede a ser la esposa de un importante multimillonario, arrogante y déspota con todos a su alrededor. A pesar de que intenta negarse a un trato tan despreciable, se resigna a su suerte cuando descubre que el testamento de su padre estipula que ese matrimonio debe llevarse a cabo. Por lo que muy a su pesar firma el contrato que la condena a un infierno al lado de Dominic Black Dominic Black, es la bestia a la que todos temen y a quien ahora le pertenece la dulce Atenea. Ella será su joya de la corona, no le interesa en lo absoluto, sin embargo, el prestigio del que goza el apellido de la joven le abrirá puertas que a pesar de su considerable fortuna continúan cerradas para él. No obstante, ella decide firmar un contrato prematrimonial en el que detalla uno a uno las condiciones que requiere para poder aceptar hacer un trato con la bestia. Una guerra encarnizada entre unos ojos tan negros como la noche más oscura y unos azules tan limpios como el cielo más puro se llevara a cabo cuando estas dos almas crucen sus caminos. ¿La bestia será domesticada o destrozará a su presa antes de ser amansada?
Leer másEpígrafe
No pude evitar que te volvieras una debilidad desde el primer momento en el que te vi, desde entonces supe que la sonrisa que se dibuja en tus labios y el azul de tus ojos me atormentaría cada día de mi vida hasta que consiguiera tenerte entre mis manos. Y ningún papel firmado podrá detenerme hasta tener lo que por tanto tiempo he deseado, hacerte florecer con mis caricias. Tu desprecio únicamente consigue que me encapriche más con tus besos, con ese fruto que prohíbes comer y del que te juro tarde o temprano beberé todo su dulzor mientras tu cuerpo se derrite bajo mis besos.
Prefacio
Los sueños de Atenea se vieron destruidos cuando la fatal noticia de la muerte de sus padres taladro sus oídos, dejándola congelada en su sitio sin comprender del todo lo que acaba de escuchar, sin embargo, en su interior todo empezaba a desmoronarse poco a poco y sin que nadie pudiera evitarlo, hacía solo un par de horas que se había despedido de ellos.
Su cumpleaños número diecinueve se convirtió en un día lleno de oscuridad y dolor. Sus rodillas se doblaron dejándola caer sobre el duro piso de madera al tiempo que un grito explotaba en su pecho y subía por su garganta, no obstante ningún sonido salía de su boca, el corazón le latía con fuerza dificultándole la respiración, sus lágrimas caían sobre la superficie, pero continuaba sin poder emitir ningún sonido. Los empleados la observaban y sentían lástima por ella, empero ninguno se imaginaba lo que le esperaba, ni siquiera ella misma podía prever lo que se le venía encima.
Su hermano mayor finalmente se acercó a ella tratando de disimular una sonrisa, que podía verse hasta teniendo los ojos cerrados, la ayudo a ponerse de pie y con delicadeza la llevo hasta su habitación para que fuera atendida. Cualquiera que viera al joven se daría cuenta de que no siente ningún pesar y hasta podrían asegurar que la muerte de sus padres le satisface, salió de la habitación de la joven acariciando su mentón como si en su mente maquinara el inicio de un plan macabro.
Habían pasado muchas horas desde la declaración de la noticia, y apenas Atenea era conducida hacia donde serían velados sus padres, pero parecía que caminaba al ver a los demás hacerlo y solo reaccionaba cuando alguien le indicaba. No obstante, nadie se preparó para ver la escena que se desató en cuanto ella estuvo frente a los féretros, amigos de la familia y familiares no pudieron soportar ver tanto dolor.
El grito que se había negado a salir y que murió en su garganta, esta vez exploto con furia, sonoras exclamaciones llamando a sus padres y pidiéndole que la lleven con ellos, se dejaban escuchar hasta en la calle, más de uno tuvo que agachar la mirada para evitar ver como una joven tan hermosa y llena de vida imploraba por la muerte. Atenea se lanzó sobre ambos cajones de madera, no sabiendo a quién llorar más, ella adoraba a sus padres, no conocía la vida sin ellos y aún no estaba lista para tener que afrontar el mundo sin que ellos estuvieran para apoyarla. El dolor que la consumía fue tan fuerte que sin darse cuenta y sin que nadie interviniera, su cuerpo se apagó y cayó desmayada delante de todos los presentes.
Prologo
Atenea
Dos años atrás
Estoy tan feliz, tengo a los mejores padres del mundo, nunca imagine que fuesen a hacer una fiesta tan grande como esta ni a invitar a todos mis amigos, creí que la celebración la haríamos entre nosotros mismo y que compartiríamos como familia, aunque la verdad es que mi hermano muy poco está con nosotros, siempre anda en sus cosas y me entristece que no entienda cuánto daño le hace a nuestros padres, sobre todo a mama, que sufre al verlo en los estados que suele llegar, dice que solo llega ebrio, pero varias veces lo he visto aspirar un polvo blanco por la nariz y luego fumar unos cigarrillos que huelen diferente a los que normalmente fuman las personas.
Sé perfectamente que es lo que hace, pero prefiero no decir nada sobre su problema de drogas para evitar que mis padres sufran todavía más por su culpa. Si tan solo fuese más consciente y tomara en consideración el amor que sienten ellos por él, es mi hermano mayor y quien algún día va a heredar todo, claro que también tendré mi parte, pero la mayor parte se la llevara él y me daría mucho dolor ver que destruya todo el esfuerzo que mi padre ha hecho por su inmadurez.
—¿En qué tanto piensas, hija? ¿No te gusta tu fiesta? —pregunta mi papá sacándome de mis pensamientos, le sonrío y lo abrazo con fuerza internándome en su pecho fuerte y cálido.
—Me encanta, papá, es solo que no lo esperaba —confieso llena de emoción y olvidándome por completo del descarriado de mi hermano.
—Entonces no le negarás un baile a tu viejo padre, aunque la verdad no sé cómo bailar nada de esa música que escuchan los jóvenes ahora —como voy a negarle nada al hombre de mi vida, adoro a mi papá, siempre me ha tratado como a su tesoro más preciado.
—Con permiso, me permiten felicitar a la cumpleañera —la voz masculina me congela la sangre dentro de las venas al tiempo que los vellos de mi cuerpo se erizan.
Levanto la vista hacia el hombre frente a mí y tengo que pasar saliva para evitar que un gemido se escape de mi boca. Es un hombre que trasmite tanto con su sola presencia, tanto que me es imposible no sentir como me hormiguea la piel.
—Dominic Black, no recuerdo haberte invitado a la celebración de mi hija, de hecho no recuerdo haber invitado a nadie que no fuese su amigo —el tono amable de mi padre cambia drásticamente, provocando que me sienta nerviosa y predispuesta de ante mano, los ojos del desconocido se clavan en mis labios por un segundo en el que siento como mi vientre reverbera.
—Eso es por qué lo he invitado, yo, papá, me pareció justo tener a alguien con quien conversar en medio de esta celebración en la que un montón de mocosos se divierten como simios sin control —repica mi hermano acercándose a nosotros y comprendo enseguida que esto es solo un plan para acabar con la paz y la tranquilidad.
—Te recuerdo que es la fiesta de tu hermana y son sus invitados, no los tuyos los que deben de estar en este momento compartiendo con ella —dice mi papá, aunque los dos sabemos que no vale la pena gasta saliva en mi hermano.
—Ya escucho a mi padre caballero, le agradezco que tenga la amabilidad de retirarse y puede llevarse a mi hermano con usted, así se evitan los dos estar en medio de un montón de simios sin control, aunque si soy sincera, el control deberían de ponérselo a otro —pronuncio mirando al intruso fijamente y cambiando la mirada hacia mi hermano al pronunciar lo último.
No entiendo el cambio de mi padre, pero si eso significa marcar distancia con Dominic Black, entonces no me importa hacerlo por complacer al hombre que me ha dado todo en la vida. No obstante, me es difícil ocultar el ligero temblor en mis manos e ignorar que mis piernas parecen de gelatina.
—Lamento haber incomodado —pronuncia y se retira luego de lanzarle una mirada de odio a mi hermano, quien como si fuese su lacayo, baja la cabeza y camina detrás de él.
Un extraño sin sabor se instala en mi paladar, es como si este encuentro no fuese el único que tendré en mi vida con ese tipo. El temor instintivo o quizás la hostilidad que demostró mi padre delante de él es el que me hace reaccionar de esta manera, sea como sea, la verdad es que espero nunca tener que volver a cruzar ni una sola palabra con él, es demasiado…
—Atenea, algún día tu madre y yo no estaremos contigo y tendrás que aprender a cuidarte de los tiburones para poder sobrevivir en un mundo como el de hoy en día —las palabras de advertencia de mi padre me hacen perder la poca chispa de alegría que me quedaba, al demonio con mi fiesta de cumpleaños, estúpidos diecisiete.
Cada noche con tu cuerpo debajo del mío maldigo al cielo, el no poder amarte más de lo que ya lo hago. Ansió derramar mi sangre sobre ti para poder demostrarte que en cada molécula y en cada átomo se encuentra escrito tu nombre. Anhelo poder hallar un modo único de hacerte ver qué en tus manos tienes mi vida y mi muerte.Atenea Las luces sobre mi cabeza brillan intensamente, me siento cansada, como si un tren entero me hubiese pasado por encima, solo quiero cerrar los ojos, nunca pensé que esto fuese tan difícil. De nuevo el dolor se propaga por todo mi cuerpo, una nueva contracción que me hace pujar con todas mis fuerzas.—¡Vamos cariño, tú puedes! —Dominic está a mi lado, sujeta mi mano con fuerza.Su mirada está llena de miles de emociones.—Eres muy fuerte mi amor —dice esta vez acercando su frente a mía.De nuevo gimo y apretó su mano cuando una nueva contracción aparece.—Un poco más, ya tengo su cabeza —dice la doctora en medio de mis piernas.El sudor me corre a chorros desde
Bajo el embrujo de tu mirada, la atmosfera adquiere los más hermosos colores, tonos tan intensos y vividos que la apreciación de una simple mortal como yo, no le hace justicia.AteneaNo sé cómo sentirme con todo lo que ha sucedido, la muerte de Alberto no me causó ningún tipo de emoción, es como si me hubiese vuelto insensible después de haberme enterado de todo el horror en el que viví. Tenía una venda en los ojos, consideraba que tenía la vida perfecta y no fue más que un engaño.Me siento vacía por dentro, incapaz de expresar cualquier tipo de emoción, solo el amor de Dominic me da esperanza, ¿Pero será suficiente eso para mantenernos unidos?Siempre creí que mis padres eran los mejores del mundo y siempre desee ser como mi madre, desee con todas mis fuerzas enamorarme de un hombre igual a mi padre, pero ahora todos esos sueños y anhelos me causan asco.>>No puedo ser igual a ella, jamás lo seré —Elevo la mirada al cielo tratando de traspasar las barreras de la eternidad, sin emba
El mundo se detiene cuando los secretos salen a la luz y me siento culpable al tener tu mirada puesta en mí exigiendo la verdad. Una verdad que puede hacer que te pierda.DominicLas palabras de Finnegan son como un relámpago que abre una brecha entre los dos. Su mirada me dice tantas cosas, me hace tantas preguntas, puedo ver la lucha que se desata en su interior. Sé que debí contarle hace mucho, pero el miedo a que eso provoque que pierda a nuestra hija me ha detenido. No he querido ser egoísta, había pensado decirle lo que sucedió con su hermano luego de que diera a luz, pero ahora es inevitable.Me es difícil no mirarla lleno de culpa, le estoy ocultando algo que es importante para ella, sobre todo luego de lo que me confesó. Sus ojos me exigen la respuesta a una pregunta que no se formula con palabras, bajo la mirada, buscando llenarme de valor.—Lo siento, quería decírtelo, pero entonces tu embarazo…—¿Está muerto? —tartamudeo.Trago saliva.—Sí.—¿Fuiste tú?Desvío la mirada un
La necesidad brota en nuestro interior: hambrienta y descontrolada. DominicMe pierdo por completo en este momento, en su presencia, en toda ella. El mundo se desvanece a nuestro alrededor mientras las manecillas del reloj se detienen y nos otorgan la eternidad en este momento tan sublime, sus lágrimas mojan mi camisa a la vez que su cuerpo se estremece convulsivamente envuelto en mis brazos.El corazón me duele, me cuesta respirar. Lo que ella siente por mí es tan grande que no me siento merecedor de un amor tan inmenso y tan puro. Pero juro por mi vida que lucharé cada día para ser digno de ella, de esta oportunidad que me brinda para ser feliz a su lado. Me ahogo con la idea de un futuro en el que nada pueda quebrantar el lazo que nos une.—Estaba muy asustada —confiesa con la voz ahogada.La oprimo aún más contra mi pecho y aspiro el olor de su pelo.—Nada puede conseguir que yo no vuelva a ti —digo deseando ser todo lo franco posible—, tú eres mi norte, mi sur, mi camino, mi hor
Has hecho conmigo lo que nadie ha conseguido, me has convertido en un simple cachorro: obediente y complaciente. Dispuesto a menear la cola cada vez que tus ojos me miran con tal de verte feliz.Horas antes…DominicMe preparo para ejecutar la idea que se lo ocurrió a mi jefe de seguridad, luego de haber recibido la llamada de una tal Esmeralda me comunique con él para informarle de la situación. Su plan consiste en que asista a dicha reunión y lleve conmigo uno de mis dispositivos de localización, de ese modo él podrá saber mi ubicación, no obstante, me preocupa el hecho de que las cosas salgan mal y no pueda volver a ver a Atenea.—Señor, ya lo tengo anclado, para evitar sospechas, lo ideal es que usted asista sin chofer, yo estaré cerca aunque no podrá verme —dice Finnegan sacándome de mis pensamientos—, con esto podre saber si se encuentra bien, estas son sus vitales. Tiene que controlarse, tiene el pulso algo acelerado —señala.Ruedo los ojos y dejo salir aire de mis pulmones, as
Nadie conoce a la verdadera bestia, desconocen al monstruo en el que me convierto cuando la dueña de mi voluntad es amenazada. No tienen ni idea de que no me importa mandar al mundo a la mierda con tal de mantenerla a salvo. DominicDespierto algo desorientado, es como si mente saliera de una nebulosa espectral que me mantuvo sumido en una oscuridad profunda. Tal vez fue un mal sueño. Me remuevo en la cama y siento un cuerpo pegado a mí, su calor me reconforta. ¿Hay alguien en mi cama? Imposible, a menos que también haya sido un sueño, que Atenea se fue de la casa.Abro los ojos y me doy cuenta de que no estoy en mi habitación. Me incorporo rápidamente y también me doy cuenta de que estoy completamente desnudo, del nido de sabanas se levanta una cabeza con el cabello rubio, me mira y se sonríe con cinismo al tiempo que se descubre y me deja ver que también está desnuda.»Esto es una maldita pesadilla.Recojo mi ropa de donde la encuentro tirada y empiezo a vestirme negándome a enfren
Último capítulo