Tras perder a su esposa en un accidente automovilístico, Yannek Volka decide destruir a la familia del responsable. Sin saber que al hacerlo se estará metiendo en asuntos peligrosos. El Búlgaro anhela cambiar el orden dentro de la Hidra, la mayor organización criminal del mundo. Y para ello urde un malvado plan. Viktoria Gregorevna es una chica infeliz, a pesar de que entrena en una academia militar y que esa profesión le gusta, no cuenta con el apoyo y admiración de sus padres. Sin embargo, su vida se convertirá en un verdadero infierno luego de que su camino se cruce con los hombres de la familia Volka.
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La muerte de Myla es evidente en el salón, lleno de personas e impregnado del empalagoso y nauseante olor del incienso.Mi esposa no debió morir.O al menos no como lo hizo. Atropellada por un coche y abandonada en plena carretera,sola, desangrándose como una perra sarnosa durante horas...Contemplo de soslayo a las tres niñas. Notando que lucen tristes, sin embargo no lloran.No son mis hijas.Lo sé. Me quedé con ellas y las crié como tal para complacer las locuras de Kyla, pero siempre he sabido la verdad...mi mujer era estéril y en un intento desesperado por mantenerme a su lado compró a esas pequeñas en el mercado negro, cuando apenas eran unas bebés.Kyla pasa su pañuelo por debajo de sus ojos una y otra vez. Comprimo los labios. Sus lágrimas de cocodrilo no me conmueven.Ella me mira fijamente a cada medio minuto. La muy tonta comparte los mismos delirios sicóticos de su hermana. Se cree que porque ahora soy viudo la tomaré como mi amante. En algún momento durante estos ocho años en que ella ha "cuidado" de mis hijas, ha llegado a creer que yo tendría algo con ella si no estuviera casado con su hermana.Ruedo los ojos, ajustándome la corbata y alejándome.No quiero lidiar con las estupideces de mi cuñada, no ahora.— Esto no puede quedarse así, tío.— farfulla Stefan.«Mi sobrino».Su padre, Dimitar, mi hermano era un gran hombre. Sus ideas y proyectos nos hubieran llevado lejos. Pero murió siendo demasiado joven. En un atentado.No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas de que los Ivanov lo mandaron a matar.Esa gente siempre quita del medio a quien les estorba.—Sabemos quien es, tío. La familia demanda venganza— insiste Stefan.Sí, sabemos quién chocó a Myla. El cabrón entró en pánico y en vez de ayudarla la dejó abandonada a su suerte.Me alejo del salón, prestando oídos sordos a los murmullos de condolencias de los presentes, siguiendo a mi sobrino hasta el despacho.Me siento detrás del buró y Stefan me pasa los documentos que hemos pagado para conseguir del alto comisionado de justicia. Los archivos me muestran a un cabrón de veinte años, de cabellera rubia y ojos azules. Uniformado.Hijo de Gregor Vladimir, un comandante muy importante del ejército, condecorado en muchas misiones. Prácticamente un espía.Pero sufre de la imposiblidad de controlar los niveles de alcohol que consume cuando está en sus días libres.Velkan Vladimir.Es soldado, agente y capitán destacado de la rama judicial de este país. Ruedo los ojos. Y el chico es también una jodida desgracia.Su padre pagó carísimo para que los investigadores se deshicieran del expediente de investigación del caso y de las pruebas. Yo pagué aún más caro para que me las entregaran.—No quiero equivocaciones con esto, Stefan —advierto— Es ahora o ahora, y no voy a descansar hasta que no le pese todo lo que ha hecho.—Tú solo ordena y yo obedeceré —afirma mi sobrino, dispuesto a hacer lo que sea.Bien podría mandar a matar a ese niñato hijo de papi y listo, mi venganza estaría completa. Pero eso me haría ver débil y esto es la mafia, después de todo. Gregor debió saber en lo que se metía cuando intentó cubrir el crimen de su hijo.Comprendo perfectamente por qué lo hizo. ¿Qué es lo que más duele? «La familia» Y por ese sendero va encaminada mi venganza.Realmente no me duele la muerte de Myla. Entre ella y yo hacía tiempo no existía nada remotamente romántico. Pero es mi deber tomar venganza por lo que le hicieron.Saco la fotografía de la madre y el padre del asesino. Poniendo especial atención en quemar los contornos de sus rostros con mi cigarro. Enviando un claro mensaje a mi ejecutor.—Mátalos a todos— mascullo.Stefan asiente.—¿También a su hermana?Elevo una ceja.—¿Tiene una hermana?—Así es. Ostenta el grado de teniente en el ejército. Su info está toda allí — señala a los archivos con su índice, pero estoy astiado. No quiero ver la cara de un desconocido más.—A ella también. No dejes sobrevivientes.— mi orden es final.—Como ordenes.Stefan sale y lo sigo. Se va a reunir el equipo de ataque y yo me regreso al salón.Los padres de Myla lloran desconsoladamente. Al menos las lágrimas de ellos son reales. A pesar de que su hija y yo llevábamos un par de años separados, ella aún era mi esposa y mi responsabilidad legalmente por eso pagué para que este servicio fúnebre se llevase a cabo aquí en mi casa. Estoy comenzando a arrepentirme de ello.Si hubiéramos realizado el velorio en la iglesia, como era mi plan inicial, a estas alturas ya se habría realizado el entierro. Pero, mis suegros son gente importante aquí en Bulgaria.Su hija era una perra mentirosa y drogadicta, pero era mi esposa. Con tal de apaciguar a sus padres he montado este circo penoso.No tengo otra opción,más que permanecer aquí y aguantar un par de horas más de lloriqueos hipócritas y condolencias que me importan una m****a.***Viktoria:Mi casa es una prisión y mi vida un desastre.Ante todos pongo una fachada feliz y despreocupada, pero me siento miserable, ya que cuando no estoy siendo vigilada, estoy siendo regañada, tachada de tonta o inútil y criticada.Subo a mi alcoba. Con veinte y dos años no tengo los mismos grados que ostentan mi padre y mi hermano. Sujeto la foto familiar que tengo en el escritorio. A los veinte ya mi hermano logró subir de grado al puesto de capitán y mi padre es comandante desde esa misma edad. ¿Y yo?Bueno...soy mujer. Y ese es mi mayor defecto a los ojos de mi padre.No importa que yo sea la mayor, ni cuánto me esfuerce, según él solo soy una irresponsable que quiere divertirme todo el tiempo. Mi apellido pesa sobre mí como una piedra de molino.Hace unos días me salí de todas las redes, huyendo del modo de diversión de mis amigas ,ellas salen de fiesta y yo me encierro. Mis padres me sacaron de la academia militar y me obligaron a tomar un año sabático lejos del ejército.—¿Saliste sin los escoltas? —Mi madre irrumpe en mi alcoba.—Llevaba días encerrada... Y no, no comprendo a qué viene tanta precaución, ¿o es que estamos en peligro y no me lo han dicho? Recuerda que soy una teniente con entrenamiento militar especial que sabe defenderse.—¿Y? —se molesta— Viktoria, ya te dije que por este año...—¡Pues no me parece justo! —le hago frente— ¿Qué es lo que está sucediendo,mamá? Me estoy muriendo de aburrimiento aquí adentro.La rabia me agita el pecho.—¡Soy joven y tengo un mundo por delante! —me quejo— No soy una niña. Si estamos en problemas, yo puedo ayudar ¡Dejen de mentirme!Mueve la cabeza en señal de negación.—¿Mentirte? No hay nada que contar. Ya sabes que tu padre recibió amenazas y ha tomado estas medidas. ¿No te das cuenta de que todo es por tu bien?—¡Pues no lo quiero! —replico— ¡Me niego a este maldito cautiverio!Me echo en la cama, negandome a seguir escuchando sus mentiras. Sé que algo anda terriblemente mal, pro no confían en mi lo sufiente como para contarme. Lorena, mi madre, prefiere irse. Mamá tiene la mala costumbre de castigar a sus hijos con el látigo de la indiferencia y de seguro no me hablará en lo que queda de la semana.Mantengo la mirada en el techo el resto de la tarde. La noche llega con lentitud pasmosa a Sofía, la capital de mi país y mi padre me grita desde la escalera que se irán a un evento de esos para gente estirada y que si no quiero perder la piel de la espalda mejor me quedo en casa. Me echo la cabeza en la almohada.«Mi vida es un asco»Extraño la academia, extraño a mis amigos y mi libertad.El móvil me vibra y lo alcanzo de mala gana.—¿ Qué quieres? —contesto.—¡Vicky! —grita mi amiga Svetlana al otro lado— Tienes diez minutos para estar aquí.—Estoy encarcelada. El comandante Gregor Vladimir me acaba de dejar claro que si salgo me azotará.—¡Al diablo! —chilla otra vez— Hay una mega fiesta de Halloween en un glaciar y el amigo del primo de un cuñado de un conocido del comando nos va a llevar en una avioneta.—¿Quién?— No pienses. ¡Solo trae tu culo y un disfraz a mi casa! Sabes que tenemos aeródromo —sigue gritando— ¡Todos los del comando estarán en la fiesta!Me muerdo los labios «Amo irme de fiestas» Quiero razonar peroooo...—¿Te vas a quedar como el pedazo de cebolla que todos olvidaros en la nevera? —me regaña mi amiga— ¡Hay barra libre para las mujeres!Me asomo en la ventana ¡Oh Diablos! No debería, pero... ¿y que? Si voy y me castigan da igual. El peor castigo ya lo estoy viviendo. Este encierro me está volviendo loca.—Es una fiesta de disfraces.—No se vayan sin mí —exijo antes de colgar.Empaco mi maquillaje, busco uno de mis vestidos más locos y mis zapatos. «Me disfrazaré de prostituta, eso seguro fastidiará a mi padre»No tengo rastreador por el momento ya que el último me causó un brote de rash en el brazo y me lo quitaron mientras llega el nuevo, por ende, mi padre no podrá encontrarme.Me engancho la mochila planeando el escape, ¡Fiesta de Halloween, aquí voy!Meses después:Amy:Hemos venido a Rusia porque su abuelo insiste en celebrar una reunión familiar anualmente, y pobre del miembro de los clanes que falte.— Decidimos llamarlo Viktor —anuncia Alexis, frente a sus familiares. Y yo lo miro de reojo, codeandolo en las costillas disimuladamente.Él carraspea y enmienda sus palabras.—Bueno, yo decidí llamarlo Viktor, mi mujer quiere que se llame Augusto.Su abuelo libera una carcajada y la señora Viktoria eleva sus cejas en diversión.—Considero que es un nombre adecuado— susurra el viejo Viktor, sonriendo — a fin de cuentas , el pequeño será heredero del clan en Italia y España. Trago en seco, acariciando mi vientre lentamente. Sí, como es mi hijo y de Alexis, nuestro pequeño tiene derecho a liderar ambas mafias, pero, ¿ lo querrá realmente?—No te preocupes — Alexis me dijo hace semanas — si resulta que lo de matar , secuestrar y extorsionar no es lo suyo, siempre podremos tener otro que...Palidecí.Llevar al final esta gestación est
Amy:El ambiente continúa cargado, e intento aligerarlo del único modo que puedo.—Si nuestro hijo resulta ser un varón — susurro — le pondremos tu nombre, papá. Mi padree mira fijamente, luego a Alexis, quien está tan perplejo como él y, de nuevo a mí. Espero a que diga algo, pero no lo hace. Únicamente agarra la bandeja de las costillas de cordero y la empuja hacia mí. —Venga, cariño —dice en voz baja—. Debes de tener hambre después de un viaje tan largo. Acepto las costillas con gusto y el resto se sirve la comida en los platos. La cena continúa de la mejor manera posible. Aunque sí que es cierto que hay algunos momentos de silencio incómodo, la mayoría de la cena transcurre tranquilamente, llena de conversaciones en las que reina el respeto. Mi madre pregunta sobre la vida en Italia y Rosa y yo le enseñamos fotos desde su móvil. Mientras tanto, mi padre inicia un debate con Alexis. Para la sorpresa de todos, ambos resultan compartir las mismas ideas sobre el terrorismo y la
Amy:—¡Hija! ¡Tesoro! —Un olor suave y perfumado me envuelve en cuanto mis padres abren la puerta. Entre risas, abrazo a mi madre y, después, a mi padre, que está justo detrás de ella. Me abraza con fuerza durante unos instantes y siento cómo su corazón late con fuerza dentro de su pecho. Cuando se retira un poco para poder mirarme, observo que se le han llenado los ojos de lágrimas. —Nos alegramos mucho de verte —dice papá, casi susurrando, con una voz que parece salirle directamente del alma. Aunque sonrío, tampoco puedo contener las lágrimas. —Yo también, papá. Yo también. Os he echado mucho de menos a los dos. Tras decir esto, caigo en la cuenta de que viajo acompañada. Me giro y me fijo en que mamá está mirando a Rosa y a Alexis con una sonrisa un tanto forzada. Respiro profundamente y me preparo para lo que viene. —Mamá, papá, ya conocéis a mi esposo. Y esta es Rosa. Es mi mejor amiga de la finca. —Le dije a Luca que nos acompañara a cenar, pero no ha querido. Me ha dich
Amy:—De acuerdo. —De nuevo, dirige su mirada hacia el iPad y escribe algo. Mientras tanto, yo sigo mirándolo, casi sin atreverme a respirar. Al cabo de un minuto, vuelve a levantar la vista y me atraviesa con su verde y dura mirada—. Solo te lo diré una vez, Amy —dice con determinación—: Si me desobedeces o haces algo que te pueda poner en peligro mientras estamos en España ,tendrás tu castigo. ¿Entendido? Voy corriendo hacia él y, casi antes de que pueda terminar de hablar, le salto encima tan fuerte que estamos a punto de caernos de la silla. —¡Sí! —No sé cómo he terminado sobre su regazo, pero ahí estoy, con los brazos tendidos alrededor de su cuello y llenándole la cara de besos—. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! Me deja besarle hasta que me canso y, a continuación, me sujeta la cara con las manos y me mira atenta y fijamente. Le brillan los ojos de deseo. Siento su duro paquete contra mis muslos, lo cual me dice que vamos a continuar con lo que empezamos esta mañana. Se m
Alexis: Sigo mirándola y sale de la cama rápidamente, dejando la manta. Coge la bata y se la pone antes de empezar a deambular, notablemente nerviosa, de un lado a otro de la habitación. Un efímero destello de su cuerpo me activa de nuevo, pero no dejo de observar su cara a la vez que me levanto. —¿Te molesta que esa mujer esté aquí? —le pregunto. Ella se para en seco y dirige su mirada hacia mí, mirándome con lentitud de abajo hacia arriba. —Es obvio que me molesta. —Su voz se llena de un nerviosismo que no sabría describir—. Hay una mujer atada de pies y manos en este complejo. —Una traidora —rectifico—. No es precisamente una víctima inocente. —¿Por qué no puedes dejar que tú familia en Rusia se haga cargo del asunto? —Amy se acerca—. ¿Por qué tuviste que traerla aquí? —Luca lo quiso así. Digamos que tienen una especie de relación… íntima. Ella abre los ojos de par en par al comprender la situación. —¿Son amantes? Pero, yo creí que Luca y Marco... —Sí, bueno… Lo sucedido
Amy:Alexis no me acompaña a la hora de la cena. Por lo que me ha dicho amanda, ha tenido una llamada de emergencia de uno de sus asociados de Japón. Me planteo ir hasta la oficina a escuchar, pero en vez de eso decido aprovechar para llamar a mis padres.― Amye, cariño, ¿cuándo vamos a volver a verte? ―Me pregunta mi madre por enésima vez.Mi padre está en un viaje de negocios, así que estamos solo nosotras dos en la vídeollamada―. Te echo mucho de menos.―Lo sé, yo también te echo de menos. ―Me muerdo por dentro de las mejillas, estoy a punto de estallar a llorar. Putas hormonas de embarazo―. Ya te lo he comentado, Alexis me dijo que podríamos ir en algún momento dentro de poco.―¿Cuándo? ―Me pregunta mi madre, frustrada―. ¿Por qué no puede darnos una fecha?Porque estoy embarazada y mi marido secuestrador sobreprotector se niega a ir a ningún sitio ahora mismo.―Mamá… ―Respiro hondo mientras intento buscar algo de valor―. Creo que hay algo que deberías saber.Mi m
Último capítulo