Después de eso, me deslicé en el hermoso vestido corto de satén, del mismo color que el anterior, y este se ajustó perfectamente a mi silueta, lo que me sorprendió porque ni siquiera lo había probado en la tienda, y parecía haber sido creado con mis medidas exactas.
Una vez lista con la ropa, dudé si soltarme la coleta y dejar mi cabello suelto. Lo pensé un momento, pero decidí dejarlo tal como estaba. Al fin y al cabo, en el club, con toda esa multitud, el calor era insoportable, así que preferí llevar el cabello recogido.
Para el maquillaje, simplemente cambié el color del labial que llevaba por un rojo manzana.
Jamás había usado tanto rojo en mi vida como lo hacía hoy.
Hecho eso, apliqué máscara para alargar mis pestañas e intensificar mi mirada, y para terminar...
—¿Por qué tardas tanto ahí dentro? —lo escuché decir del otro lado.
—Ya casi estoy lista, ten paciencia.
—¿Estás haciendo algo interesante sin mí? —bromeó.
Era un verdadero pervertido.
—No digas tonterías, Gérard.
—Voy a