Nathan
Me desperté mucho antes de que el sol saliera, con una sensación de emoción y nervios en mi pecho.
Este lugar apestaba, no literalmente, pero lo sentía como una prisión elegante.
"No vamos a quedarnos mucho tiempo," pensé alistándome, "eso es seguro."
Amy estaba sentada en la cama, sus ojos parecían brillar en la oscuridad.
—¿Listo? —me susurró.
—Listo, —respondí, ajustándome la camiseta mientras me ponía de pie.
Habíamos planeado todo anoche, aunque me había costado convencerla de que algunas de mis ideas eran geniales. Ahora, era el momento de actuar.
Amy bajó a la cocina para empezar su parte del plan, mientras yo iba hacia la habitación de él susodicho y la bruja de Morgana.
Abrí la puerta de su habitación con cuidado, apenas lo suficiente para meterme adentro.
El donador de esperma roncaba como un tractor, y la bruja con patas de gallina estaba a su lado. Casi solté un grito cuando la vi. Parecía una momia por lo rígida que estaba, la cara embarrada con una crema asqu