Joaquín
Me pasé una mano por el cabello antes de volver a ajustarme mi corbata frente al espejo.
El traje azul marino que había elegido no era nada extraordinario, pero era sobrío y elegante. Me sentaba bien… o al menos eso esperaba.
La camisa blanca estaba impecable, los zapatos brillaban como si hubieran salido de la caja hace minutos.
Respiré hondo, tratando de calmarme. No todos los días tomas decisiones que cambian tu vida, pero esta… era sin dudas la que mayor felicidad estaba trayendo a la mía.
Salí del baño y vi a mi mujer de pie frente al espejo de su armario, sosteniendo un vestido color marfil contra su cuerpo.
Me detuve un momento para observarla.
Estaba hermosa. Se había arreglado el cabello en un peinado sencillo pero elegante.
Aún estaba en ropa interior eligiendo el vestido perfecto para lo que íbamos a hacer.
—¿Qué opinas de este? —preguntó mirándome por el reflejo del espejo.
Vi la duda en sus ojos, el leve fruncir de sus labios mientras esperaba mi respuesta.
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