Nicolás estaba tranquilamente en su oficina esa mañana. Desde hacía días, el ambiente en la ciudad era tenso, pero él parecía mantenerse en calma. A diferencia del caos que envolvía a muchos, su serenidad era casi desconcertante.
Frente a él, Michael revisaba un enorme número de papeles con expresión concentrada. Cada hoja que hojeaba parecía contar una historia turbia. Finalmente, levantó la mirada y dijo con una ligera sonrisa sarcástica:
—Marcel evita a la prensa y no sale de su casa.
Nicolás levantó una ceja, divertido.
—Que se las arregle. Tiene muchos trapos sucios… que ahora están comenzando a salir a la luz —dijo con indiferencia.
Michael asintió con una risita ahogada.
—Sí, y la policía ya está investigando varios de esos trapos. Tiene una larga lista de enemigos, no sé cómo va a zafarse.
En ese momento, uno de los hombres de Nicolás entró con paso apresurado. Era el encargado de investigar la muerte de Katerin.
—Señor, tenemos información —dijo el hombre, con tono firme.
Nic