Nos sentamos en el sofá, justo enfrente de Jasper y Kath. Los miraba, intentando mantener una expresión neutra, como si la escena que tenía delante fuera solo una pintura desconocida en un museo.
No podía creer que estuviéramos aquí. Que Jasper estuviera aquí. Y que, sobre todo, estuviera con Kath, con mi mejor amiga. ¿Por qué con Kath? Ella... Ella sabía que yo quería casarme con Jasper. ¿Por qué ella tenía que hacerme eso?
Jasper la abrazó y Kath se veía terriblemente bien acurrucada en su pecho, con una sonrisa de satisfacción apenas contenida. Sentía mi respiración cortarse, un dolor agudo y punzante justo en el centro del pecho. No quería estar ahí. No quería estar más ahí. Bajé la mirada lentamente. Por fuera, trataba de que no se notara mi incomodidad. Fingía timidez, como si realmente hubiera olvidado la historia que unía a esas tres personas, incluyéndome.
En ese instante, Damián extendió su brazo por el respaldo del sofá, y por instinto, me arrojé en su abrazo, recostando mi