El amigo de Jasper soltó una risa nerviosa que resonó en todo el reservado, rompiendo el silencio sepulcral por un segundo. Intentó intervenir, sintiendo que el aire se estaba volviendo irrespirable. —Bueno, sigo yo... —empezó a decir, tratando de aligerar el ambiente.
Pero Jasper, que había mantenido la mirada clavada en Damián con los ojos entrecerrados, ni siquiera lo miró al cortarlo de golpe. —No. Sigo yo —ladró.
Todos guardaron silencio de inmediato.
Ya, demonios..., maldije por dentro, sintiendo cómo el dolor de cabeza empezaba a palpitar en mis sienes.
Jasper se inclinó hacia delante, con esa sonrisa de lobo hambriento de nuevo en su rostro.
—Yo nunca, nunca... —hizo una pausa teatral, sus ojos brillando con malicia pura mientras nos escrutaba a ambos— he deseado en secreto a la mujer de mi "mejor amigo" mientras fingía respetarla e ignorarla.
Se escuchó un "Ohhh" colectivo y ahogado. Eso había sido un golpe bajo, directo y sin anestesia. Jasper estaba insinuando que Damián me