El camino transcurrió en silencio, y después de una hora de carretera, finalmente llegaron. El carro se estacionó frente a un imponente edificio, propiedad del señor John Johnson, donde Dexter desempeñaba su trabajo como CEO de la empresa.
Con rapidez, Sofía salió del carro. Vestía una sencilla camisa blanca, pantalones clásicos de mezclilla y unos deportivos del mismo color.
Al llegar a recepción, se presentó con una sonrisa amable.
—Hola, buenos días. ¿Me permite pasar a Presidencia? Estoy buscando a Dexter Johnson.
La recepcionista la miró con tranquilidad.
—Buenos días, señorita. ¿Está citada por el Sr. Johnson? —Ella no tenía autorización para permitir el acceso a la oficina presidencial a menos que el visitante estuviera registrado. Sin embargo, justo cuando iba a preguntar su nombre para buscarla en el ordenador, escuchó a Sofía decir.
—No me busque en la lista, no tengo cita. Pero llame directamente al CEO y dígale que Sofía, su guardaespaldas, lo busca.
—Adela, deja pasar a l