Mundo de ficçãoIniciar sessãoAdrien caminó con bolsa de Mary Poppins a la cocina y la dejó en la encimera con un suspiro dramático, casi digno de una telenovela mexicana.
—¿Sobreviviste a la travesía o debo llamar a emergencias? —le dije sonriendo, apoyada en el marco de la puerta.
—Si muero esta noche, que sea con dignidad… y sin testigos. —susurró con fingida melancolía.
—¿Y yo qué? ¿Soy el fantasma que te cocina o la testigo que te revive?
—Eres la tentación que me impide morir. Pero ahora mismo, solo quiero agua caliente y dormir.
—¿Dormir? Qué aburrido. Yo pensaba en un masaje, una botella de vino y una buena... conversación.
—Si me das cinco minutos en la ducha y una pequeña siesta, te prometo volver como nuevo. —rio él, dirigiéndose al baño.
Yo, tarareando “diferente” de Lasso, recogí la basura y la llevé al contenedor. Escuché el crujid







