ARTURO VEGA
Cuando llegamos a la finca me sorprendió no ver ninguna patrulla. ¿Marcos no había llamado a la policía? Entré como un vendaval directo al comedor donde Marcos ya me esperaba, con la caja en medio de la mesa y el charco de sangre haciéndose cada vez más grande. Antes de que pudiera decir algo, me entregó una tarjeta:
«Querido Arturo Vega:
Lamento mucho haberte quitado a la mujer que amas, así que… para enmendar mi error, te envió algo que siempre fue tuyo y que parece que jamás podrá latir por mí.
Postdata: Te recomiendo que no llames a la policía si no quieres meterte en problemas más serios.
Atentamente: T