Ramiro no entendía por qué razón Ximena decía ese tipo de cosas. Pero, el simple hecho de que lo abrazara era suficiente motivo para hacer que le siguiera la corriente y decidiera mentir para apoyarla.

—Amor... hoy llegaste temprano—, dijo Ximena besando la mejilla de Ramiro.

Ramiro y Fernando se miraban fijamente teniendo a Ximena en medio.

—Lo siento, amor. Había mucho tráfico—, dijo Ramiro siendo cómplice de la mentira.

—¿De verdad crees que voy a creerte que este tipo es tu nuevo amante? ¿De verdad? ¿Un escolta?—, dijo Fernando.

—Si, Fernando. Un escolta. ¿Hay algún problema con eso?

Fernando rió de forma sarcástica mientras negaba con la cabeza.

—Podrás engañar a Félix porque es un idiota, pero a mí no me puedes engañar.

—¿Éste tipo te está causando problemas, mi amor?—, preguntó Ramiro metiéndose en su papel.

—No, mi amor. El señor Fernando estaba a punto de irse—, respondió Ximena mirando a Fernando con una ceja levantada.

Fernando resopló con fastidio y decidió acercar