—Abre las piernas. —su tono de voz se oscureció de inmediato.

Lucy lo hizo, y él se arrodilló entre ellas, colocando sus piernas alrededor de las de él.

No era la primera vez que estaba expuesta frente a él, pero era la primera vez que Sawyer la tocaba así a plena luz del día y tan cerca y comprometidos.

En el momento en que sus pieles se encontraron, Lucy sintió una descarga de energía tan fuerte que su corazón no podía calmarse.

Sawyer la acarició la punta con el dedo. Todavía no la estaba tocando, casi nada, pero estaba tan cerca que Lucy podía sentir cómo se mojaba.

—¿Te gustó lo que te hice hace poco? —preguntó en voz baja.

—Sí —asintió.

Sawyer deslizó el dedo por la curva de su entrada y luego lo sacó con un solo movimiento suave.

Ella jadeó ante el vacío repentino.

Las manos de él volvieron a agarrar las piernas de Lucy, acercándola aún más. Ella nunca se había sentido tan vulnerable.

Se detuvo.

Lucy no tenía idea de lo que le esperaba y se planteó preguntar qué iban a