VINCENZO
Me quedé viendo el mensaje un buen rato. Un presentimiento me decía que tenía que ser sobre Isabella.
Marqué el número, pero el celular estaba apagado. No me di por vencido e intenté un par de veces más, pero el resultado fue el mismo.
Golpeé el suelo con el puño, frustrado, mientras me ardían los ojos y mi respiración se aceleraba. Cuando lo intenté una vez más, la línea ya estaba muerta.
Cuando la desesperación estaba a punto de consumirme, sonó mi celular. La voz familiar de Margaret se escuchó al otro lado de la línea. Tenía la voz entrecortada.
—Don, lo siento tanto… Si lo hubiera esperado a que volviera a casa el día del incendio, no le habría pasado nada a la señora Cursley…
No dejaba de disculparse entre sollozos, pero algo en sus palabras no me cuadraba.
—¿A qué se refiere? —pregunté, con un hilo de voz.
Al notar la tensión en mi voz, Margaret dejó el miedo a un lado y me contó todo.
—El día del incendio quise salvar a la señora Cursley, pero no tenía las llaves. Le l