ISABELLA
Tres años se esfumaron en un suspiro.
En el circuito de carreras más grande de Kalebrea, se celebraba una competencia trienal. Familias de la mafia de todo Udaley habían acudido a la cita.
En el salón de descanso, varios entrenadores conversaban con vista a la pista.
—¿Escucharon? Hay un piloto del Muelle Oeste que es toda una revelación. En solo tres años, arrasó con todos los títulos nacionales. Es la primera vez que compite en el extranjero y la gente le está apostando fuerte. Aunque, para ser sincero, a mí no me parece para tanto.
—¿Del Muelle Oeste? Pues no habría que subestimarlo.
Uno de los entrenadores, un tipo alto, chasqueó la lengua.
—Y no se olviden de esa entrenadora del Muelle Oeste. Dicen que en tres años ha formado a cinco campeonas. Nos ha puesto en nuestro lugar a todos los hombres.
Francesca Gómez, que escuchaba cerca, sonrió y negó. Se dio la vuelta y regresó al área de nuestro equipo. Me pegó en la mejilla una botella de agua mineral helada que acababa de