La niña vestía un vestido de princesa rosa, de piel clara, con rasgos delicados y adorables. El único “defecto” era su pequeña estatura, pero eso no disminuía en absoluto su belleza.
El hecho de cerrar la puerta apenas apareció resultaba un tanto descortés.
El tío Tom frunció el ceño, pero cuando vio claramente a la pequeña, su expresión se relajó nuevamente.
Qué niña tan hermosa… no era de extrañar que su joven maestro hubiera tomado la iniciativa de visitarla.
Mientras pensaba eso, vio los ojos brillantes de la niña fijos en su maestro, mostrando gran interés por él.
Parece que a su maestro no solo lo admiraban las mujeres; incluso las niñas pequeñas lo apreciaban.
Un destello de orgullo cruzó el rostro cuadrado del tío Tom. Escuchó la vocecita infantil de la niña:—Tío, ¿a quién busca? Mi mamá no está en casa. Si necesita algo, puede decírmelo a mí.
La fría mirada de Dominic se posó en la niña. —¿Tú eres Elle?
Eleanor parpadeó con sus ojos azules.
Ese nombre debía habérselo dado pap