La imaginación muchas veces es hermosa, pero en la vida real, los planes rara vez salen como uno espera.
Alessia salió de la sala con los niños, seguida de cerca por Gordon.
Antes de que pudiera hablar con Alessia, Dominic lo interceptó.
Vestido con un traje negro de alta costura, su rostro inexpresivo mostraba una seriedad especial. Su voz fría se cruzó con la de Gordon:
—Señor Laroux, como puede ver, la madre de mi hijo no tiene tiempo. Hay otro niño en casa que necesita cuidados. Si tiene algo que decir, puede hablarlo directamente conmigo.
Dominic defendió a Alessia abiertamente, dejando a Gordon ligeramente sorprendido.
Alessia, que aún no había avanzado mucho, escuchó las palabras de Dominic.
Frunció los labios, preguntándose por qué él usaba el término “la madre de mi hijo” con tanta afectuosa familiaridad. Ayer, cuando estuvo enredado con otra mujer bajo la lluvia, ni se acordaba de que ella era la madre de sus hijos.
—Los hombres y sus palabras llenas de mentiras —pensó Aless