Dominic se sentía inquieto, como si le estuvieran rascando el corazón y el hígado. Lo primero que hizo al abrir los ojos fue alcanzar su teléfono. La pantalla se iluminó limpia como una hoja en blanco, sin un solo mensaje nuevo. Esto confirmaba que, a pesar de haber llamado a Alessia varias veces anoche, ella no había respondido a ninguno de sus mensajes.
Un profundo sentimiento de pérdida lo invadió, haciendo que sus cejas se fruncieran aún más. Sus largas pestañas proyectaban sombras mientras tocaba la pantalla del teléfono con sus dedos esbeltos y de un tono jade, hasta que finalmente se convenció:
Olvídalo, la perdonaría por no contestar, considerando cuánto le gustaba.
Dominic marcó el número de Alessia, y una voz femenina mecánica contestó. ¿Acaso su teléfono había estado apagado desde anoche?
Dominic sintió que las cosas no eran tan simples. Tras pensarlo un momento, utilizó rápidamente técnicas de hackeo para cambiar el número y volvió a marcar.
Esta vez, en lugar de la voz me