Alessia de repente se sintió terrible por completo, nunca había encontrado tanta descaro.
¿Acaso Dominic estaba tomando la medicación equivocada hoy?
Por alguna razón, su corazón se apretó, y su mirada se fijó en el rostro de Christopher.
Escuchó a su hijo mayor, con expresión seria, decir:
—¡Mami, lo que hiciste estuvo mal!
Justo cuando su hijo mayor terminó de hablar, otra cabecita asomó por la ventana del auto. Su hijo menor dijo con voz infantil:
—Mami, la maestra acaba de decir que no debemos mirar feo a las personas sin motivo.
Alessia de repente tuvo ganas de meter a los dos niños de vuelta en su barriga.
Respiró hondo, decidida a no discutir más con el padre ni con los hijos, y se dirigió directamente a su auto.
Cuando Alessia estaba a punto de abrir la puerta y subirse, una mano bloqueó su camino, presionando contra la puerta.
Su paso estaba bloqueado, y Alessia levantó la vista, incapaz de soportarlo más. Habló con firmeza:
—¿Qué exactamente estás intentando hacer?
Dominic f