Alessia llevaba un vestido negro hasta la rodilla, adornado únicamente con un sencillo collar de plata con diamantes en su escote.
La falda vaporosa realzaba sus largas y rectas piernas. Solo con mostrar esas piernas ya bastaba para sonrojar a cualquiera, y más aún si se combinaban con su hermoso rostro.
En ese momento, Alessia lucía deslumbrante, incluso más que la última vez que había probado vestidos en el centro comercial.
Justo detrás de ella bajaba Bianca, igualmente hermosa, aunque con una belleza totalmente distinta.
Alessia irradiaba un aire noble y frío, mientras que la belleza de Bianca era vibrante, ardiente y llamativa. Como ahora, con su vestido rojo intenso, desprendía una energía audaz y resplandeciente.
Pero ¿cuántos sabían que, tras esa fachada de fuego, se escondía un corazón tan puro como la nieve?
Bianca notó la entrada de Dominic en la sala y alcanzó a ver cómo, por un instante, se quedaba abstraído.
Con un destello travieso en los ojos, corrió unos pasos hacia é