Bajo la luz de la luna sangrienta, sus miradas se cruzaron. Un anhelo mutuo, prohibido y peligroso, los unió en un juego de seducción que podría costarle la vida a ambos. Cuando Selena, una joven de origen humilde, recibe una invitación a la fiesta de la luna roja de los Blackwood, una de las familias más poderosas y enigmáticas de la ciudad, su vida parece mejorar. Sin embargo, a medida que se adentra en este nuevo mundo, Selena comienza a sospechar que algo no anda bien. La familia Blackwood guarda secretos oscuros y peligrosos, y la presencia de Selena parece desestabilizar el frágil equilibrio de poder. Loviane, por su parte, se siente peligrosamente atraído por la autenticidad y la valentía de Selena, pero su posición dentro de la manada lo obliga a mantenerla a distancia.En la oscuridad de la noche, sus cuerpos se buscaban con desesperación. El roce de sus pieles erizaba la carne, los gemidos se ahogaban en la pasión. Pero el peligro acechaba en cada rincón, los secretos de los Blackwood se cernían sobre ellos como una sombra. ¿Podrían sobrevivir a la fuerza de su deseo y a los secretos de la familia Blackwood? La respuesta se escondía en la oscuridad, donde la pasión y el peligro se entrelazaban en un baile mortal.
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Doce años atrás:
La luna roja se alza sobre el pueblo, un ojo de sangre en el cielo nocturno. Abajo, las luces de la fiesta palpitan como corazones acelerados, un espectáculo prohibido para los que no tienen linaje, para los que no comparten la sangre pura de los lobos. La leyenda de la luna roja es un susurro en la oscuridad, una historia de unión y poder que solo los elegidos pueden vivir. Para los de afuera, la fiesta es un enigma, un laberinto de secretos y peligros donde la ambición y la envidia acechan en cada esquina. Se dice que la luna roja concede deseos a los que tienen el valor de buscarla, pero también castiga a los que se atreven a profanar su sagrado ritual. La fiesta de la luna roja es un sueño inalcanzable, un espejismo de grandeza y pertenencia que solo los lobos invitados pueden disfrutar.
La multitud reunida en la fiesta de la luna roja era un espectáculo deslumbrante de poder y prestigio. La gran mayoría de los asistentes eran alfas, pero no cualquier alfa. Eran la élite de la élite, los líderes de los clanes más antiguos y poderosos, los guerreros más feroces y los estrategas más astutos. Sus rostros reflejaban años de batallas y decisiones difíciles, pero también la determinación y la confianza que los hacían destacar entre los demás.
Y luego estaba el color. El rojo. Como la luna que los observaba desde el cielo, el rojo era el único color permitido en la fiesta. Vestidos, capas, joyas, todo era de un rojo intenso, un homenaje a la luna de sangre y un símbolo de su propia fuerza y poderío. El rojo los envolvía como una llama, recordándoles a todos que ellos eran los lobos alfa, los líderes, los que tomaban las decisiones y protegían a su gente.
La fiesta de la luna roja era su noche, una celebración de su linaje, su poder y su unión. Una noche en la que reafirmaban su lugar en el mundo y demostraban a los demás, y a ellos mismos, que eran los amos de su destino.
Pero la noche no era solo una fiesta, sino también un momento crucial para el clan Blackwood. Cada doce años, la luna roja era testigo de la elección del nuevo líder, un evento trascendental que decidiría el destino del clan. Los miembros más prominentes observaban con expectación, mientras el líder actual se preparaba para ceder su lugar a la siguiente generación. El nombre del nuevo líder resonaría en la noche, marcando el comienzo de una nueva era para los Blackwood.
Entre la multitud de alfas imponentes y musculosos, un joven lobo destacaba por su figura esbelta y su rostro anguloso. Su pelaje, de un tono ceniza pálido, apenas ocultaba la delgadez de su cuerpo, y sus ojos, de un azul intenso, reflejaban una inteligencia aguda y una determinación silenciosa. A pesar de su apariencia poco imponente, había sido elegido como el nuevo líder del clan, una decisión que generaba murmullos y dudas entre los demás alfas. Algunos cuestionaban su capacidad para liderar, argumentando que su falta de fuerza física lo convertía en un líder débil y vulnerable.
— ¿Ese lobo sin pelo será el nuevo líder que nos guiará?
— Es tan joven y delgado, se lo comerán vivo.
— Dios, ten misericordia de nosotros.
— Tú solo querías que Darren fuera el nuevo líder porque tu hija es su compañera. — Saltó a atacar una persona detrás.
— ¿Cómo te atreves a insinuar eso de mí? ¿Acaso no me conoces?
— Porque te conozco puedo decirlo perfectamente.
El odio y la división se podían sentir en el ambiente.
El líder alzó su mano antes de que la discusión inciara, y el silencio se hizo sepulcral. La multitud contuvo la respiración, consciente de que estaban a punto de presenciar un momento histórico. El nombre del nuevo líder resonó en la noche, pronunciado con solemnidad y orgullo. Un nuevo capítulo en la historia de los Blackwood estaba a punto de comenzar.
— Hermano, esas personas están hablando mal de tí. ¿Cómo puedes soportarlo en silencio? Es demasiado.
Kael, su hermano mayor, ni siquiera lo estaba mirando. Su mano lo apretaba con fuerza, pero en ningún momento dijo nada.
— Lane. — De repente lo llamó, agachándose hasta quedar a su altura. — A partir de ahora no importa qué pase, no olvides que siempre estaré contigo.
En su momento no entendió por qué, pero su agitado corazón se tranquilizó con la sonrisa de Kael.
(***)
— ¿Se puede saber por qué estás despierta a esta hora, Selena?
Selena se encoge en su asiento mientras su hermana mayor la regaña junto a sus padres, ella juega enrviosamente con sus pequeñas manos.
— Yo quiero ir a la fiesta contigo, hermana. — Contesta Selena.
Lyra se frota las sienes con los dedos, mira a sus padres y hace una seña para que no sean tan duros con su pequeña hermana.
— Selena, aún eres muy joven. Ni siquiera has manifestado tu segundo género. Sabes que la fiesta es solo para Alfas y Dominantes, no se admiten niños.
Selena se cruza de brazos, enojada.
La fiesta de la Luna roja, una magnífica y muy exclusiva celebración donde las familias más prestigiosas se unen para nombrar al nuevo líder, una celebración que solamente se digna en invitar lobos de sangre pura.
La emoción en el aire era palpable. Lyra, la hermana mayor de Selena, había alcanzado la mayoría de edad y con ella, su manifestación como Alfa. La noticia había corrido como la pólvora por todo el territorio, y la invitación para asistir a la prestigiosa fiesta de la Luna Roja no se había hecho esperar. Lyra, con su porte imponente y su mirada penetrante, se había ganado un lugar en la cima de la jerarquía, donde los Alfas Dominantes reinaban con puño de hierro.
En aquel mundo de hombres lobo, la línea entre el poder y la supervivencia era delgada. Los Omegas Dominantes, antaño símbolos de fertilidad y abundancia, se encontraban extintos, víctimas de una guerra por el poder que había sacudido los cimientos de su sociedad. Los Omegas Recesivos y los Betas, relegados a los escalones inferiores, luchaban por encontrar su lugar en un mundo dominado por la fuerza y la ambición.
Lyra, ajena a las intrigas y los peligros que la rodeaban, se preparaba para su gran noche. La Luna Roja, testigo de su linaje y su poder, la esperaba para darle la bienvenida a la élite de los hombres lobo.
— Pero te vas a divertir y mañana es el concurso, ¿y si no vienes a tiempo?
— ¿Es por eso que querías ir conmigo? — Selena siente a la pregunta de su hermana, Lyra sonríe y le despeina el cabello. — Nada me hará faltar al concurso, te prometo que estaré en la primera fila apoyándote. Y en el futuro, si eres una Alfa igual que yo, iremos juntas.
Tal vez debió inistir un poquito más, no soltar tan fácilmente la mano de su hermana ni despedirla en la entrada de la puerta junto a su padre que fue a llevarla.
Si solo hubiera inisstido un poco más... ¿Hacer eso habría cambiado algo?
Cuando Lyra volvió... ya no era la misma.
Con un vestido blanco que le cubría los pies, el cabello suelto de Lyra enmarañado sobre su cara, ella repitiendo incoherencias y con una fuerza descomunal llega un par de horas antes de su concurso de talentos, cuando estaba practicando el piano.
En la memoria de Selena los sucesos fueron distorsionados, recuerda el rostro de su hermana, su boca llena de sangre mientras derrama lágrimas como si no se diera cuenta y sigue murmurando cosas inteligibles, sus ojos brillaban con un rojo intenso, y sus garras, afiladas como cuchillos, se extendían hacia adelante. Selena, aterrorizada, intentó esquivar el ataque, pero la velocidad de Lyra era demasiado rápida.
Los padres de Selena, que estaban cerca, reaccionaron al instante. El padre, un hombre corpulento y musculoso, se lanzó hacia Lyra, tratando de agarrarla por la cola. La madre, una mujer delgada pero ágil, se interpuso entre Lyra y Selena, tratando de proteger a su hija.
Lyra, sin embargo, era más fuerte y más rápida de lo que esperaban. Con un solo movimiento, se zafó del agarre de su padre y se abalanzó sobre Selena. Sus garras se clavaron en el rostro de Selena, arrancando un pedazo de piel y carne. Selena gritó de dolor, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Los padres de Selena lograron finalmente derribar a Lyra, pero no antes de que ella causara más daño. Selena quedó con un profundo corte en el rostro, y su ojo izquierdo estaba hinchado y sangrando.
Lyra, por su parte, estaba exhausta y jadeante. Se había transformado en lobo por primera vez, y el esfuerzo había sido agotador. Se derrumbó en el suelo, jadeando y temblando.
Selena, aún conmocionada y con el rostro ensangrentado, se levantó lentamente. Sus ojos, llenos de lágrimas y dolor, se posaron en Lyra. La reconoció al instante, a pesar de su forma, y un sentimiento de tristeza la embargó. Extendió una mano hacia su hermana, tratando de acercarse, pero Lyra retrocedió, asustada.
— Hermana...
El lobo de Lyra sacudió la cabeza, como si hubiera reaccionado. Dio media vuelta y salió corriendo, pero se desmayó a mitad de camino.
— ¡Selena, tenemos que ir al hospital ahora!
— ¡Mamá, pero Lyra está...!
— ¡Tu padre la dejará en su habitación, luego cuando despierte tendremos tiempo de saber qué pasó, nos vamos ahora!
...
Pero, contrario a sus expectativas, Lyra no se despertó de nuevo.
Con una venda alrededor de un ojo, Selena ve a su madre retorcerse sobre la tumba de Lyra, gritando. Una sensación de realidad la golpeó de repente cuando la lluvia le cayó encima.
Lyra, su querida hermana mayor, había muerto inexplicablemente.
— Pobrecita, una Alfa tan joven y prometedora.... — Dicen tras Selena, pero ella permanece en silencio, con una rosa roja en la mano. — La madre está devastada.
Por primera vez en su vida, Selena tuvo miedo de acercarse a su madre.
— ¿Crees que la pequeña también sea Alfa?
Esa pregunta movió algo dentro de Selena, por primera vez, el pánico de reivir el pasado subió a su estómago.
Selena se acercó a la tumba de su hermana de nuevo para dejar de esuchar aquella conversación, dejó la rosa junto a la fotorafía de Lyra. Su madre, con el rostro demacrado y los ojos hinchados de tanto llorar, se aferraba a su mano, buscando consuelo en su hija. Pero Selena no podía ofrecerle lo que necesitaba. La pérdida de Lyra era una herida abierta que no cicatrizaría jamás.
No pasó mucho tiempo antes de que la tragedia volviera a golpear a la familia. La madre de Selena, consumida por el dolor y la culpa, no pudo soportar la ausencia de su hija mayor. Una noche, mientras la luna roja aún iluminaba el cielo nocturno, su corazón se detuvo para siempre. Selena lloró la muerte de su madre con la misma intensidad con la que había llorado la de su hermana.
— ¿Segura que estás bien? Realmente no tienes una buena cara.Selena se voltea a mirar a Daniel, su expresión facial cansada y desanimada da mucho que decir sobre ella.— Creo que tuve algo de fiebre anoche, no he podido dormir en toda la noche. — Confiesa Selena, tocándose la frente intentando averiguar su propia temperatura.Y tampoco ayudaba el hecho de que no encontraba el amuleto que le regalaron sus padres cuando era pequeña.Daniel se muestra preocupado ante las ojeras pronunciadas bajo los ojos de Selena, sus dedos fríos palparon sus mejillas sonrojadas debido a la fiebre, Selena se remueve un poco, notándose susto y cierto rechazo en sus acciones cuando apartó la cara de manera inconsciente.¿Por qué había hecho eso?— Lo siento, no quería hacerte sentir incómoda, solo me preocupaba que tvieras un resfriado.— ¡No, no! Es mi culpa...Ambos se sumergen en un silencio abismal muy incómodo, la presencia de Daniel hacía que el estómago de Selena siguiera haciéndose un nudo, algo
— La carne sintética es asquerosa, yo quiero un animal de verdad.Loviane sigue escuchando a su hermano quejándose de su terrible desayuno, pero no hay nada que pueda hacer al respecto.Para evitar la extinción de otras especies los Alfas tienen prohibido salir de cacería, pero eso no era algo particularmente importante para su hermano mayor, Kael. Quien lo hace por mero disfrute personal.— Por razones como esta es que está prohibido cazar en épocas que no sean de reproducción.Loviane recibe las flechas que Kael le da, mientras esperan a que los demás lobos busquen y recolenten a los animales muertos.— Tal vez fueron cinco o seis conejos, son muy rápidos, trata de igualar eso.Loviane suspira, junto a su hermano Kael se adentra un poco más en el bosque, apuntando a su objetivo y disparar fallido solo para asustar al pequeño ciervo, aunque eso implicó escuchar la risa soberbia de Kael burlándose de él.— Tanto tiempo estudiando y no has mejorado nada tu puntería, Lane. — Se burla, d
— Papá, ya me voy al trabajo. — Selena se despide de su distraído padre con un beso en la frente. — Pórtate bien, ¿De acuerdo? Trataré e volver cuanto antes.Su padre, como siempre, no le respondió.La muerte de su esposa fue la gota que derramó el vaso. El padre de Selena, un hombre fuerte y orgulloso, se derrumbó ante la pérdida de su amada. La pena lo consumió por dentro, y su mente se nubló en un torbellino de dolor y demencia. Comenzó a vagar sin rumbo por los bosques, hablando solo y delirando sobre la luna roja y los espíritus ancestrales. Sus ojos, antes llenos de vida y amor, ahora reflejaban la locura que lo consumía.Selena observaba a su padre con el corazón destrozado, incapaz de comprender la magnitud de su sufrimiento. La niña que una vez fue, se había convertido en la cabeza de familia, asumiendo la responsabilidad de cuidar a su padre y tratar de devolverle la cordura.— Escuché que me estaba llamando, señor D.Selena abre cuidadosamente la puerta de la oficina de su
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