La oí ahogarse cuando llegué al fondo de su garganta, pero solo le di un minuto antes de empujar una y otra vez.
Sabía que la tenía más larga y ancha que la mayoría de los hombres, pero no iba a darle ventaja a menos que me la pidiera.
Logró asentir, sus ojos húmedos pestañeaban de esa forma sincera y acusatoria y supe que estaba bien.
—Me vas a volver loco.
Sonrió en mi polla y joder, todo en mí palpitó. Me moví en su boca varias veces más hasta sentir esa presión en mi estómago y luego la saqué, con la respiración agitada por el esfuerzo que tuve que hacer para no correrme en ese precioso rostro.
En cambio, usé el pulgar para limpiar los ojos de ella, que ahora estaban sucios de lágrimas.
Tenía los labios hinchados y, sin embargo, eran receptivos a mi beso, tan deliciosamente suaves.
Gemí en su boca mientras lamía mis dientes y saboreaba mi lengua, moví la boca con más fuerza contra la suya. Apenas podía respirar por besar a esta mujer.
Era casi imposible parar, pero estaba lleg