Cuando llegó a la mansión Arison, Natalia se sorprendió de tener una pequeña celebración en su honor esperándola.
No pudo evitar sonreír cuando divisó a su hermanita Annie en medio de la multitud. Para el momento tenía quince años y se había convertido en una jovencita hermosa. Su cabello era castaño con reflejos dorados y sus ojos eran de un impresionante color hazel.
Superar una niñez difícil y llena de maltrato, le resultó a Annie todo un reto.
Natalia no dejó de acompañarla en medio de este doloroso proceso, visualizándose a sí misma en su pequeña hermana. Con la diferencia de que ella, a su edad, no había contado con tanto apoyo.
Pero le enorgullecía saber que Annie no tendría que pasar por esto sola y que la tenía a ella para que sostuviera su mano en medio de este camino tormentoso.
A diferencia de lo que Luisa sentía por ella, no parecía odiar a Annie con la misma fuerza, ya que las últimas palabras de la mujer, antes de marcharse de la cárcel en aquella visita hacía ya tr